Un barco francés que transportaba gas natural licuado (GNL) de origen ruso atracó en Boston (Massachusetts, EE.UU.) este domingo, informa RIA Novosti. Según la agencia Bloomberg, un segundo metanero de este tipo se dirige rumbo a Estados Unidos, a pesar de las sanciones de Washington contra Moscú y en medio de los grandes planes estadounidenses de conquistar el mercado europeo del gas.
El buque cisterna Gaselys, propiedad de la compañía energética francesa Engie, llegó a Boston el domingo por la mañana, según confirmó el Servicio de Guardacostas de Estados Unidos citado por la agencia rusa Sputnik. El barco está cargado con gas proveniente de la planta rusa Yamal en el puerto británico de Isle of Grain, desde el cual se dirigió a Everett, una terminal estadounidense cerca de Boston.
Según la agencia, que cita datos de Kpler SAS (compañía que rastrea el movimiento de los buques de carga), el metanero Provalys recogerá a su vez gas natural licuado ruso en la ciudad francesa de Dunkerque y llegará a EE.UU. aproximadamente el 15 de febrero.
Las sanciones de Estados Unidos impuestas contra Novatek, el mayor productor privado ruso de gas, que precisamente es el principal accionista de Yamal LNG, no parecen obstaculizar el negocio esta vez. France Total, China National Petroleum Corporation y Silk Road Fund poseen el 49.9% restante de las acciones en el proyecto, ubicado en el Ártico ruso.
Durante los últimos tres años, EE.UU. solo había estado importando GNL de Trinidad y Tobago. Sin embargo, el invierno especialmente riguroso que está viviendo el país norteamericano le ha obligados a comprar volúmenes adicionales de gas.
Técnicamente, la carga no está sujeta a las sanciones impuestas por EE.UU. contra el sector energético ruso, puesto que el gas fue comprado por una empresa francesa y entregado en un buque francés.
Washington ha estado intentando a penetrar durante varios años en el lucrativo mercado energético europeo, ofreciendo su GNL de esquisto como alternativa a los gasoductos que sumistran de gas natural ruso y tratando de persuadir a sus aliados de que el futuro de Europa depende de ello. Moscú, a su vez, ha acusado a Washington de buscar erradicar la competencia al estrangular con sanciones los principales proyectos energéticos rusos.
El ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, declaró en enero que Estados Unidos "claramente obligó a los europeos a abandonar el gasoducto Nord Stream 2", que podría proporcionar a Alemania y otros estados europeos gas ruso más barato.