El pasado 25 de enero, el Boletín de Científicos Atómicos de la Universidad de Chicago (Illinois, Estados Unidos) anunció que, según su Reloj del Apocalipsis, solo quedan dos minutos para el fin de mundo.
Desde entonces, las manecillas de ese artilugio simbólico que desea concienciar de manera global sobre el peligro del armamento nuclear marcan las 23:58, en comparación con las 23:57:30 que indicaban el año pasado.
Esta última 'predicción' es la más terrorífica desde 1953, cuando a la humanidad también le restaban dos minutos de existencia debido a que EE.UU. trataba de desarrollar la bomba de hidrógeno.
Reloj de la desesperación
El último acercamiento al Armagedón sería fruto de un 2017 "extremadamente inquietante" para la política mundial, señaló Tom Vaughan, profesor de la Universidad de Aberystwyth (Gales, Reino Unido).
Este académico recuerda los peligros de una crisis climática y los intercambios de amenazas entre los líderes de EE.UU. y Corea del Norte, Donald Trump y Kim Jong-un, pero estima que el Reloj del Apocalipsis no ofrece esperanzas ni mejora la situación, sino que "contribuye a la desesperación y el fatalismo".
De hecho, Vaughan alerta que este artilugio incluso podría considerarse peligroso, debido a que su "macabra predicción" induce gravemente a pensar que "que la historia tiende hacia un desastre inevitable".
Los pensamientos se convierten en cosas
Este ritual anual podría influir en la conciencia de la población, afectar al discurso público y mediático y contribuir al aumento de los peligros políticos, como un conflicto nuclear.
"Una nación que se encuentra amenazada puede crear las condiciones para realizar una acción ofensiva preventiva", algo que sería "políticamente factible y públicamente aceptable" y "exacerba la probabilidad de conflicto", señaló Tom Vaughan.
Mediante su reloj, el Boletín de Científicos Atómicos "contribuye involuntariamente a que estas condiciones sean cada vez más frágiles", concluyó el autor.