Este domingo Costa Rica celebra elecciones generales para elegir al presidente, dos vicepresidentes y a 57 diputados que integrarán la Asamblea Legislativa de 2018 a 2022.
De acuerdo al Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), el Padrón Electoral para estos comicios está conformado por 3.322.329 ciudadanos, 7,93% (244.008 electores) más que los comicios de 2014.
El voto teóricamente es obligatorio, pero no hay ninguna penalidad para quien no lo ejerza. Pueden sufragar todos los ciudadanos a partir de los 18 años.
Quien resulte ganador a la Presidencia, reemplazará al actual mandatario, Luis Guillermo Solís, electo en segunda vuelta electoral en 2013, con 1.338.321 de votos (77,77 % del total), cerca de un millón de sufragios por encima de su contrincante. Unos comicios que alcanzaron el 43,50 % de abstención.
Para que un candidato pueda ser proclamado electo en la primera vuelta, debe sacar mínimo el 40 % de los votos. En caso que no suceda, se convocará al balotaje entre los dos más votados para el primer domingo de abril, de acuerdo al artículo 209 del Código Electoral.
Ganan los indecisos
Son 13 los candidatos que se presentan a las presidenciales, pero a estos comicios se llega sin favoritos: ninguno de los candidatos alcanza el 40 % requerido para quedarse con la Presidencia. De hecho en las encuestas, el que más porcentaje de preferencia ha logrado, apenas llega al 26 %.
Pese a no haber favoritos, la mayoría de encuestadoras coinciden en los primeros cinco lugares en cuanto a preferencia de voto, que los ocupan: Fabricio Alvarado, Antonio Álvarez, Carlos Alvarado, Juan Diego Castro y Rodolfo Piza.
El último sondeo de Opol Consultores para El Mundo de Costa Rica, realizado y publicado el 31 de enero a 4400 personas, con una confiabilidad del 95 % y un margen de error de 1,5 %, quedó así:
Entretanto, la encuesta del Centro de Investigación y Estudios Políticos de la UCR, aplicada a 1.200 personas entre el 24 y el 26 de enero, con un nivel de confianza del 95 % y un margen de error del +/-2,8, cerró de esta manera:
- Fabricio Alvarado
Alvarado es un periodista de 43 años. Es diputado, aún activo hasta este año, cargo para el que fue elegido en 2014 y único puesto de elección popular que ha logrado hasta la fecha. Es un cantante de música cristiana. En su Plan de Gobierno —de 56 páginas— señala que el partido al cual representa, Restauración Nacional, no es "evangélico", como se ha propagado, sino que se trata de "un proyecto político de fundamentación ética cristiana, sin distingos denominacionales, pero sin pretender llevar la Iglesia a la política".
Su popularidad subió al mencionar su férrea oposición al matrimonio igualitario. "Defendemos la vida, el matrimonio entre hombre y mujer, así como el resguardo integral de la familia", dice en el texto del Plan de Gobierno.
- Antonio Álvarez
Álvarez, de 59 años, va por el tradicional Partido Liberación Nacional (PLN) —agrupación que ha tenido 7 presidentes desde 1948, incluyendo a Óscar Arias y Laura Chinchilla—, luego de ganar las elecciones internas en abril de 2017. Hasta el pasado mayo se desempeñó como diputado en la Asamblea Legislativa de Costa Rica, cargo que también ocupó entre 1994 y 1998. También fue ministro de Gobernación (1988-1990) y de Agricultura y Ganadería (1987-1988).
Su meta es generar 150.000 empleos. Para ello pretende acelerar programas de infraestructura pública en carreteras, centros educativos, en salud, construcción de puertos y aeropuertos, entre otros.
- Carlos Alvarado
Alvarado, otro periodista de 37 años, es el candidato del Partido Acción Ciudadana (PAC), movimiento actualmente en el poder con Solís. Entre 2014 y 2017 estuvo al frente de dos carteras ministeriales: Desarrollo Humano e Inclusión Social, y Trabajo y Seguridad Social.
"El gran reto de nuestro plan de gobierno es la mejora educativa. En Costa Rica, 2 de cada 5 jóvenes no terminan la secundaria, ahí tenemos que empezar a intervenir", ha dicho Alvarado en su cuenta en Twitter. En su perfil en el TSE dice que con su elección se "decide" avanzar en ciertos temas, como "hacer el tren eléctrico, la sectorización del transporte, las estaciones intermodales, la planificación urbana y ciudades más sostenibles y resilientes"; pero también será una decisión sobre si "montamos a todas las personas en la ola de oportunidades de la Cuarta Revolución Industrial".
- Juan Diego Castro
Castro, de 62 años, fue catalogado como el Trump de Costa Rica; a eso él ha respondido "no comparto las ideas de este señor (…) lo único que tenemos es que somos humanos, si él respira, entonces, será en eso en lo que nos parecemos". Las comparaciones se han derivado debido a que se ha convertido en un personaje irreverente, con bastante presencia en redes sociales, donde publica videos con críticas al Gobierno y al PLN (lo hace incluso disfrazado), aunque bajó la intensidad durante la campaña. Castro fue ministro de Seguridad Pública y de la cartera de Justicia, durante el mandato de José Figueres Olsen (1994-1998), del PLN, partido del que se distanció. Este año anunció su candidatura por el Partido Integración Nacional (PIN), movimiento fundado en 1996 y que hasta ahora lo único que ha logrado es un diputado en el período parlamentario 1998-2002.
"Gobernar en serio" es el lema de su campaña, que significa "gobernar para la gente, no para grupos de interés, ni para mis ministros o mis amigos, ni con intereses politiqueros", así como "no hacer propuestas, sino plantear soluciones, con las herramientas democráticas de un Estado de Derecho: directrices, decretos, proyectos de ley y referendos".
- Rodolfo Piza
Piza, de 59 años, se lanza nuevamente a la carrera presidencial, luego de hacerlo en las elecciones pasadas de 2014, donde obtuvo apenas el 6 % de los votos. Va en representación del Partido Unidad Social Cristiana. Es un abogado que se desempeñó como magistrado suplente en la Corte Suprema de Justicia y entre 1998 y 2002 estuvo al frente de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS).
Entre sus propuestas están: más empleos decentes y menos informalidad, priorizar la lucha contra la criminalidad, combatir la corrupción, eliminar trámites y trabas gubernamentales y recuperar la CCSS y mejorar servicios de salud. Además, ha manifestado como prioridad la ampliación de la velocidad del internet en el país, para mejorar la educación y promover el teletrabajo.
Retos para el próximo presidente
El principal reto que deberá enfrentar el sustituto de Solís será la grave situación económica por la que atraviesa el país. El año pasado, Costa Rica cerró con un déficit fiscal del 6,2 % del Producto Interno Bruto (PIB) y una deuda del 49 % del PIB.
Otro problema a enfrentar es la alta tasa de desempleo, que se ubicó en 9,3 % en el último trimestre de 2017, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
Según los pronósticos y por la falta de favoritismos, quien resulte ganador deberá gobernar sin mayoría en la Asamblea Legislativa, por lo cual tendrá que buscar alianzas en el órgano legislativo, compuesto por apenas 57 congresistas.
Edgar Romero