El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, ha declarado que EE.UU. debería abandonar la ciudad siria de Manjib —en el norte del país—, ya que Ankara planea devolverla "a sus verdaderos dueños".
El mandatario turco ha afirmado también que Washington tenía en Siria "cálculos contra Turquía, Irán y tal vez Rusia", alegando que, tras la derrota del Estado Islámico, la presencia militar estadounidense allí estaba dirigida contra los países antes mencionados.
"Si EE.UU. dice que está enviando 5.000 camiones y 2.000 aviones de carga con armas para la lucha contra el Estado Islámico, no nos lo creemos, ha asegurado Erdogan, añadiendo que "significa que tiene cálculos contra Turquía e Irán, y tal vez Rusia".
Durante una reunión en el Parlamento de su formación, el gobernante Partido AK, el presidente turco también ha prometido que Ankara desarrollará su sector de defensa y reducirá la dependencia de los sistemas de defensa de fabricación extranjera.
Tensiones entre EE.UU. y Turquía
Las recientes operaciones militares de Turquía han supuesto un desgaste para las relaciones entre Ankara y Washington.
El pasado 20 de enero, Turquía comenzó por tierra y por aire la operación Rama de Olivo contra las fuerzas kurdas en la ciudad siria de Afrín.
A finales de enero, Erdogan insinuó que la campaña contra la milicia kurda en Siria podría extenderse más allá de Afrín. Previamente, el líder turco había amenazado con atacar otras áreas kurdas en Siria, incluida la ciudad de Manbij, que está situada unos 100 kilómetros al este de Afrín.
La semana pasada, el general Joseph Votel, jefe del Mando Central de EE.UU., aseveró que la retirada de una ciudad estratégicamente importante como Manjib "no es algo que estemos examinando".