Una mujer de New Hampshire, EE.UU., ganó 560 millones de dólares en la lotería, el octavo mayor premio de la historia, pero se niega a cobrarlos para no revelar su identidad.
La mujer interpuso una solicitud ante un juez para hacer valer su derecho a cobrar el premio en efectivo y permanecer en el anonimato, pero la ley local parece no avalar su petición.
De acuerdo con las normas de la lotería, la entrega del millonario premio debe ser pública. No obstante, el abogado de la ganadora alega que su defendida desea tener "libertad de entrar a un supermercado o de asistir a eventos públicos sin ser conocida".
Los representantes de la empresa de juegos de azar argumentan que la entrega pública del premio permite evitar sospechas de fraude o malversación, además de ser una efectiva herramienta de publicidad.
El director de Loterías de New Hampshire, Charlie McIntyre, insistió en que las reglas de juego son "claras" y que la entrega del premio debe hacerse con el mismo procedimiento de "cualquier otro".
El grave error que cometió la mujer fue firmar la parte trasera de la boleta ganadora antes de acudir a su abogado y enterarse de que podía haber cobrado el premio de forma anónima, mediante la creación de un fideicomiso, ya que New Hampshire es uno de los pocos estados que permiten esa modalidad.