El 2018 comenzó en Argentina con una nueva tanda de emisión de deuda por parte del gobierno de Mauricio Macri. Dos días después de que el presidente afirmara que desde su gestión no querían "seguir tomando deuda y obligar a nuestros hijos y nietos a pagarla", el ministerio de Finanzas emitió 9.000 millones de dólares de nueva deuda externa.
Si bien el titular de la cartera de finanzas, Luis Caputo, se jactó de contraer deuda con la tasa más baja de la historia del país, la rentabilidad que ofrecen esos títulos es un 48% más alta que la que ofrecen los bonos mexicanos emitidos recientemente con el mismo plazo, según señala Página/12.
Este no es un caso aislado, ya que desde que Mauricio Macri asumió la investidura presidencial a fines de 2015, la deuda como método para financiar las demandas del Estado se ha transformado en una constante.
Según un informe publicado por el Observatorio de la Deuda Externa de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET), la emisión de nueva deuda por parte del Tesoro, de las provincias, de las empresas del sector privado y de los municipios, sumó cerca de 35.000 millones de dólares en 2017 y acumuló más de 100.000 millones desde que comenzó la gestión de Macri. La cifra representa un 20% del Producto Interior Bruto (PIB) del país.
Quizás lo más destacado del documento es que la deuda emitida por el gobierno le significó al sector público 9.000 millones de dólares en intereses solo en 2017. Este dato representa una suba del 35% respecto al ciclo del 2016, y de un 90% con relación al 2015.
Expuestos a cualquier crisis
El modelo económico basado en la dependencia del crédito externo no solo genera una elevada presión financiera para el sector público, que tiene que cubrir vencimientos de pago de intereses en el corto plazo, sino que también deja muy expuesto al país ante una posible crisis internacional.
"Si el país ya tiene de por si un déficit de cuenta corriente con estos niveles de deuda, de tasa de interés y con estos niveles de tipo de cambio, una devaluación violenta, que podría darse ante un shock externo, llevaría a que el nivel de precios nacionales se incremente fuertemente", afirmó Antonio Mezmezian, economista de la Universidad de Buenos Aires.
Así mismo, el especialista destacó que en una situación como esta, es muy probable que caiga el nivel de actividad y que, en lugar de bajar el déficit de cuenta corriente, este termine subiendo, lo cual llevaría a mayores presiones inflacionarias.
"Nuestro modelo nos expone mucho a una crisis internacional. Tenemos una economía quizás muy abierta, sobre todo las cuentas financieras, y dependemos mucho del crédito externo. Indudablemente afectaría en gran medida la forma de comportarse, sobre todo del sector público, porque ya de por si estamos con un déficit importante", expresó Mezmezian.
Según manifestó, un shock externo fuerte afectaría indudablemente a los sectores de ingresos bajos de manera muy negativa.
Aquellos que dependen de un salario, o los sectores que dependen de la evolución de los ingresos del sector público tendrían serios problemas, destacó el economista. "Lo mismo sucedería con los empleados públicos, gente de fuerzas de seguridad o del Ejército. Serían pocos los que podrían salir indemnes o con alguna ganancia. Un porcentaje muy pequeño de la población", sostuvo
¿De vuelta al Fondo?
Otro aspecto a tener en cuenta en materia de endeudamiento externo es el acercamiento que hizo el macrismo hacia el Fondo Monetario Internacional (FMI), luego de que la gestión anterior saldara sus obligaciones con el organismo y se mantuviera fuera de su órbita por diez años.
En un documento publicado en 2015 por el FMI, llamado 'Perspectivas Económicas: Las Américas. Ajustando bajo presión', el organismo afirmó que Argentina debía cambiar por completo el rumbo de sus políticas, sugiriendo políticas macroeconómicas más restrictivas, un tipo de cambio más débil, la eliminación de "subsidios distorsivos", un ajuste fiscal y la reducción de la inflación.
Si se toman en cuenta las medidas tomadas por el gobierno nacional durante los últimos dos años –devaluación, quita de subsidios a los servicios, liberación del mercado cambiario y miles de despidos– todo parece sugerir que se siguieron las recomendaciones del FMI al pie de la letra.
De acuerdo a Mezmezian, indudablemente ha habido un cierto acercamiento al FMI por parte del gobierno de Mauricio Macri. Sin embargo, posiblemente por cuestiones políticas, desde su gestión no quieran pedir ningún crédito al organismo, al menos por ahora.
Sin embargo, si hubiese algún tipo de crisis, algún cambio violento en las circunstancias internacionales, el economista considera que lo más probable es que el macrismo recurra al FMI para tratar de tapar esos baches antes de tener que hacer un ajuste demasiado violento.
"Seguramente, de la mano de eso, vendrían las típicas recetas del FMI, que por lo general piden achicamiento del Estado y mayor apertura y desregulación. En líneas generales es lo que se pretende hacer. Igualmente no creo que quieran acceder a él ante la primera eventualidad. Van a tratar de no hacerlo porque los argentinos tienen un mal recuerdo del FMI", concluyó el especialista.
Ignacio Fernández Albano