"Me presionaron para que cometiera un atentado suicida": Un ruso relata su vida con el EI en Siria

El excombatiente del Estado Islámico contó en exclusiva a RT cómo fue reclutado por el grupo terrorista y cómo arriesgó la vida para regresar a Rusia.

Yuri Balakshin, un ciudadano ruso que combatió en las filas del Estado Islámico en Siria, ha hablado exclusivamente con RT sobre su vida en la zona de conflicto, y ha contado cómo fue presionado para convertirse en terrorista suicida después de perder una pierna en un ataque aéreo. 

Balakshin, natural de la ciudad de Sarátov, logró regresar a Rusia después de haber pertenecido al grupo terrorista, y evitó responsabilidades penales debido al reconocimiento de su culpa, a su cooperación con el FSB y al hecho de que no participó en el combate. Hace unos años, Balakshin, proveniente de una familia ortodoxa, se convirtió al islam y luego viajó a Egipto dejando a su esposa y sus dos hijos en Rusia. En el país norteafricano recibió el contacto de la persona que posteriormente lo reclutó para luchar con el EI en Siria.

Yuri Balakshin, un ciudadano ruso que combatió en las filas del Estado Islámico en Siria
Lo que vi en Siria, por decirlo suavemente, no encaja con el islam

"Lo que vi en Siria, por decirlo suavemente, no encaja con el islam. Y no es para nada parecido a lo que dicen para atraer a la gente. Ellos engañan a la gente", dijo a RT el excombatiente del grupo terrorista.

"Me dieron el teléfono de una persona que podía ayudarme a llegar a Siria. Nos conocimos y me llevó a su casa. (...) Me aseguró que todo estaba bien, que no molestaban a nadie, y que cualquiera podía irse en cualquier momento, que nadie era retenido", relató Yuri.

"La gente que causaba problemas simplemente desapareció"

No obstante, después de cruzar la frontera siria, Yuri y otros voluntarios fueron recibidos por un grupo de hombres armados. "Inmediatamente se llevaron nuestros documentos y teléfonos móviles. Fue un 'shock' para mí, me sentí impotente (…) Se hizo evidente de inmediato que no iba a poder escapar fácilmente", recordó Balakshin.

Yuri no fue enviado al campo de batalla, sino que le ordenaron custodiar un almacén en una ciudad controlada por los terroristas. El ruso cuenta que nadie intentaba mostrar descontento ni hacer preguntas, ya que cualquiera que causara problemas simplemente desaparecía.

Yuri Balakshin, un ciudadano ruso que combatió en las filas del Estado Islámico en Siria
Si a alguien se lo llevaban, nadie lo volvía a ver

"No vi a nadie golpeado o asesinado, pero me enteré de que, si a alguien se lo llevaban, nadie lo volvía a ver", dijo Balakshin, quien agregó que abandonar el lugar con vida era "imposible", ya que los fugitivos capturados eran "fusilados o encarcelados".

"Querían que me convirtiera en un terrorista suicida"

Balakshin resultó gravemente herido en un ataque aéreo antes de finalmente decidir arriesgar su vida intentando huir. "Mientras estaba en el hospital, la gente (...) se me acercaba para intentar convencerme de que me convirtiera en terrorista suicida. Dijeron que, total, me faltaba una pierna, ¿qué otra cosa podía hacer?", dice, y explica que no podía negarse directamente para no despertar sospechas.

Después de una operación quirúrgica y del proceso de rehabilitación, se puso una prótesis y secretamente comenzó a buscar a alguien que le  ayudara a escapar. El precio de la libertad aumentó rápidamente, alcanzando 2.000 dólares. El hombre que acordó ayudarle llevó a Balakshin a un territorio controlado por el Ejército Sirio Libre, donde el ruso encontró a otras personas, a quienes pagó para que lo llevaran hasta la frontera turca.

"Era mejor volver a casa y confesar"

Balakshin cuenta que mientras viajaba en autobús a través de Turquía se sintió "lleno de alegría". Y solo cuando regresó a Rusia se dio cuenta de que finalmente había logrado escapar. A pesar de que la legislación rusa contempla serios castigos para los delitos de terrorismo, decidió entregarse a los servicios de seguridad.

"En Sarátov fui al departamento de FSB [Servicio Federal de Seguridad] y escribí una confesión. Pensé que era lo mejor. Me interrogaron durante mucho tiempo y les conté toda la historia", señala Balakshin.