Nikolas Cruz, el joven estadounidense que mató a 17 personas en una escuela secundaria de Florida, ha asegurado que escuchó "voces" que le ordenaron perpetrar el ataque, informa ABC News citando fuentes policiales.
Anteriormente se había informado de que quienes conocen a Cruz lo describen como un adolescente problemático que se sentía solo. Un abogado de la familia contratado después de la muerte de su madre adoptiva aseguró de que el joven sufría "depresión" tras el fallecimiento. Además, un compañero de Cruz en un campamento en el que ambos realizaron entrenamientos militares calificó al presunto homicida de "psicópata" y fanático de las armas.
Cruz había comprado el arma presuntamente utilizada en el crimen solo tres días después de su último día de asistencia a la escuela, el 11 de febrero de 2017, y la recogió una semana después, el 18 de febrero, según el dueño de la tienda donde la adquirió.
Además, el joven tiene antecedentes por mal comportamiento en su escuela. El 19 de enero de 2017, Cruz fue castigado con un día de suspensión por una agresión, recoge ABC News. Se desconoce el resultado de la evaluación del caso. Aparte, había sido suspendido otros dos días un mes antes.
La autoridades del centro han declinado ahora responder a los medios cuando se les pregunta por el historial del presunto homicida esgrimiendo la normativa de privacidad.
El día del mortal ataque, el 14 de febrero, el agresor dejó su escopeta AR-15 y su mochila llena de municiones en el tercer piso del centro escolar para salir corriendo junto a los alumnos que huían del lugar de la tragedia.
Tras alejarse de la escuela, Cruz entró en un supermercado Walmart y compró un refresco en un Subway. Después pasó por un McDonald's.
Cuarenta minutos más tarde, a las 15:41 (hora local), el sospechoso fue detenido por un oficial del Departamento de Policía de Coconut Creek cerca de su casa.