Este viernes se cumplen 115 años del Tratado cubanoestadounidense firmado el 23 de febrero de 1903 por el presidente de los Estados Unidos, Theodore Roosevelt, que permitió a los norteamericanos instalarse en la bahía de Guantánamo.
Ese aniversario trae consigo una oleada internacional de protestas y pone el foco en la legitimidad de esta instalación.
Una de las polémicas relacionadas con esa prisión militar son las presuntas torturas que se aplican a los detenidos. Varias personas que estuvieron presas allí aseguran que fueron testigos o víctimas de métodos brutales para infligir sufrimiento a los retenidos, desde ahogamiento simulado hasta la privación del sueño.
El Senado de EE.UU. concluyó que esos modos carecen de eficacia y determinó que no existe ninguna relación entre el éxito de las operaciones de su país y la información que obtuvo en interrogatorios con prácticas extremas.
¿Aún aplican malos tratos?
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) denunció que Washington aún tortura al menos a un preso del centro de detención ubicado en esa base naval. La instalación, situada en la costa sur de la isla de Cuba, ha acogido al menos a 780 detenidos desde 2002.
Se han producdo diversas denuncias de presos que recalaron en la cárcel de la bahía de Guantánamo sin que se presentaran cargos en su contra, les sometieran a un juicio previo o les otorgaran el derecho a la representación por parte de un abogado.
Promesas incumplidas
En enero de 2009, el entonces presidente de EE.UU., Barack Obama, ordenó terminar con el uso de las 'técnicas de interrogatorio mejoradas' y redujo hasta 41 el número de reos, pero no cumplió su promesa a cerrar la prisión.
El actual inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump, declaró que seguiría utilizando Guantánamo como parte de la lucha estadounidense contra el grupo terrorista Estado Islámico.