Algunas estrellas al borde de nuestra galaxia no proceden de galaxias enanas absorbidas por nuestra Vía Láctea, como se solía pensar, sino que fueron expulsadas hacia el margen desde la parte central de esta en el curso de tales absorciones, según un nuevo estudio publicado el lunes en la revista Nature.
Para llegar a esta conclusión, un grupo de astrónomos internacional estudió dos concentraciones estelares vinculadas al halo de la Vía Láctea que se encuentran a 14.000 años luz por encima y por debajo del plano del disco de nuestra galaxia, respectivamente. Se trata de un grupo de gigantes rojas y otro de estrellas variables clase RR Lyrae.
Partiendo de las masas y el espectro de dichas estrellas, los astrónomos calcularon la velocidad, dirección y edad de estos cuerpos celestes, descartando tras ello que hubieran nacido en una galaxia enana desaparecida en un choque intergaláctico.
Además de por el análisis de la velocidad y de la dirección de las estrellas, esta opción quedó desechada por el hecho de que la cantidad de estrellas variables prevalece sobre las gigantes rojas, algo inhabitual para las galaxias enanas.
Asimismo, un análisis espectral indicó que su composición química es más cercana a las estrellas del disco de la Vía Láctea que a la de las 'prófugas' de galaxias vecinas.
"Me agrada que hayamos ubicado la parte final de estas 'guerras galácticas', algo que confirma que nuestra galaxia es bombardeada por sus vecinos de manera constante", comentó Kathrym Johnston, investigadora de la Universidad de Columbia (EE.UU.), según recoge RIA Novosti.