Las relaciones entre Pekín y Washington se encuentran en su punto más bajo desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, con ambos países a un paso de la guerra comercial.
La Administración Trump estudia la posibilidad de adoptar medidas drásticas contra las inversiones chinas en EE.UU., en concreto por medio del establecimiento de restricciones en materia de adquisiciones, a fin de castigar a Pekín por un supuesto robo de propiedad intelectual que pretende probar, según fuentes de Bloomberg, a través de un informe que presentará la oficina del Representante de Comercio de EE.UU. (USTR por sus siglas en inglés) en las próximas semanas.
Funcionarios de la USTR aseguran que China obliga a un grupo de empresas a transferir su IP, es decir, a pasar los datos de un cliente de un servidor a otro, de tal forma que entidades del país asiático roban secretos comerciales de empresas norteamericanas. El año pasado un informe de una comisión independiente de propiedad intelectual en el país americano calculó que el costo anual para su economía en concepto de falsificación de productos y softwares supera los 225.000 millones de dólares.
Por esa razón, la Administración Trump busca la forma de aplicar el principio de reciprocidad comercial, de tal forma que solo permitiría adquisiciones de capitales procedentes de China en ámbitos a los que EE.UU. también pueda acceder en el gigante asiático,reseña Bloomberg.
Esta demanda enrarece aún más las relaciones bilaterales sino-estadounidenses, deterioradas ya de por sí, pues dicha iniciativa se une al anuncio de este viernes del presidente Trump, que afirmó que gravará las importaciones de aluminio un 10% y las del acero un 25%, informa Fortune.
El establecimiento de aranceles parece estar relacionado con el documento del Departamento de Comercio de EE.UU. publicado el pasado 27 de febrero, según el cual empresas chinas practican dumping en la venta de aluminio, es decir, ofertándolo por debajo de su precio normal.
"No hay ninguna evidencia"
La reacción de China no se hizo esperar. Un día después de la publicación de este documento, el jefe de la Oficina de Recursos e Investigaciones Comerciales del Ministerio de Comercio, Wang Hejun, comentó que "no hay ninguna evidencia" y que EE.UU. "ha ignorado las reglas de la OMC y ha dañado seriamente los intereses de los exportadores de papel de aluminio de China", recoge la cadena CNBC.
Finalmente, el funcionario anunció que su país "tomará las medidas necesarias para proteger sus derechos e intereses legales ante el mal proceder de EE.UU.".
Por otra parte, el ministro de Exteriores de China, Wang Yi, declaró este jueves que su país dará una respuesta "apropiada y necesaria" en caso de guerra comercial con Estados Unidos.
¿Un acercamiento fallido?
Todo esto ocurre, precisamente, cuando se percibía un ligero avance en el acercamiento de las relaciones comerciales bilaterales, después de que Liu He, consejero económico del presidente chino, Xi Jinping, viajara en febrero al país norteamericano y afirmara que a China y EE.UU. no le interesa entrar en una guerra comercial según reseña Bloomberg.
De hecho, en los últimos meses China ha estado preparando una serie de reformas que podían haber ayudado a aliviar el enorme déficit comercial con la segunda economía del mundo, situado anualmente en, aproximadamente, 500.000 millones de dólares, según declaraciones de Trump.
Pese a ello, parece que China podría estar sopesando una respuesta por medio de la imposición de restricciones a la importación de soja, lo que afectaría gravemente la economía del país norteamericano, según Bloomberg.
Es importante tener en cuenta que el gravamen de aluminio no sólo afectaría al gigante asiático, sino también a los grandes exportadores de aluminio a EE.UU. como Canadá, Rusia y Emiratos Árabes Unidos.
A raíz del anuncio, la ministra de exteriores de Canadá, Chrystia Freeland, comentó que si se gravan las exportaciones de su país en estos dos rubros, "Canadá tomará medidas de respuesta para defender sus intereses comerciales", cita Fortune
Por otro lado, el vicepresidente de la Comisión Europea, Jyrki Katainen, también comentó que se puede "terminar fácilmente en una guerra comercial de dos frentes" y achaca esta situación a "las decisiones tomadas por el presidente de Estados Unidos".