España: La asesina confesa del niño Gabriel Cruz ofrece su versión del crimen

Ana Julia Quezada confirma que fue ella quien puso la pista falsa de la camiseta y cuenta cómo se deshizo de la ropa del niño.

Ana Julia Quezada, la autora confesa del asesinato del niño Gabriel Cruz, y quien era pareja de su padre, ha relatado ante los agentes de la Guardia Civil española su versión de cómo sucedieron los hechos que, según afirma, habrían tenido lugar de forma no premeditada tras una discusión con el niño:

"En un momento dado me asomé y le vi jugando con un hacha. Y entonces le dije: '¿Pero qué haces jugando con un hacha?'. Él me insultó, yo le intenté quitar el hacha y él me dijo: 'Tú no eres mi madre, tú no me mandas y, además, no te quiero volver a ver nunca'. Así que nos peleamos por el hacha, se la quité y al final, con la rabia, acabé asfixiándole, tapándole la nariz y la boca".

La detenida descarta el secuestro

Después de que el niño saliera de casa de su abuela, ella cogió el coche y se lo encontró. Según su testimonio, recogido por La Sexta, el menor se encontraba jugando solo con un palito y le ofreció que la acompañara a una finca que estaban arreglando, a lo que Gabriel accedió. Una vez allí, ella comenzó a pintar, mientras el niño jugaba fuera. Cuando se asomó y le vio jugando con el hacha, habría tenido lugar la citada escena que acabó con el asesinato.

No obstante, en su declaración no hace mención del traumatismo que el menor tenía en la cabeza, que supuestamente habría sido hecho con la parte roma del hacha.

Tras haber matado al niño asfixiándole, se fumó un cigarro y estuvo pensando. Después le quitó toda la ropa y lo enterró, según la detenida, para no hacer daño a Ángel, el padre del menor: "Así él no sabría nunca lo que habría pasado". Según su versión, en un primer momento habría escondido las ropas en la propia casa de la abuela, para días después deshacerse de las prendas depositándolas en un contenedor de vidrio a 30 kilómetros.

13 días de búsqueda

Gabriel Cruz, de 8 años de edad, fue dado por desaparecido el 27 de febrero, cuando salió de casa de su abuela en dirección a la de unos familiares ubicada a menos de cien metros de distancia. Nunca llegó. A partir de entonces comenzó una búsqueda que involucró a cientos de agentes y a miles de voluntarios.

El primer indicio que encontraron fue una camiseta del niño. Ana Julia Quezada ha admitido que fue ella quien puso la camiseta del menor en un juncal, y que posteriormente fingió encontrarla por casualidad mientras se realizaban las labores de búsqueda del pequeño: "Si coloqué la camiseta en los juncos fue para despistar". Este suceso hizo sospechar a los investigadores, pues la zona ya había sido rastreada y no se había encontrado ninguna pista.

"Al final vine a buscarle porque me dijeron que les entregase la llave y me puse nerviosa", ha declarado sobre por qué transportaba el cadáver del menor en el maletero de su coche cuando fue interceptada por la Policía, que ya hacía días que la estaba siguiendo, y que fue el momento en el que se produjo su detención. Fue el pasado domingo, habían transcurrido 13 días de búsqueda incesante.