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Por qué Theresa May no encontrará una alternativa al gas ruso

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La primera ministra británica anunció la semana pasada que Londres podría prescindir del gas ruso y buscar reforzar su seguridad energética a través de la Unión Europea.
Por qué Theresa May no encontrará una alternativa al gas ruso

El Reino Unido está buscando alternativas al gas ruso, según anunció la primera ministra británica, Theresa May. Un artículo de RIA Novosti explica por qué será difícil implementar ese plan.

  • May afirmó el pasado 14 de marzo que Londres podría prescindir del gas ruso y buscar reforzar su seguridad energética a través de la Unión Europea. En su opinión, Rusia "utiliza su energía como un medio de influencia".
  • El ministro de Energía ruso, Alexánder Nóvak, aseveró en respuesta que si las intenciones de la primera ministra son ciertas, los primeros perjudicados serían los consumidores del Reino Unido. "Si una empresa o país opta por otro proveedor, no creo que las condiciones sean tan preferenciales y beneficiosas para ellos", añadió el ministro.

Actualmente, la producción doméstica en el Reino Unido cubre un poco menos de la mitad de sus necesidades de gas, siendo el resto producto de importaciones. Según informes de Gazprom Export, la cuota del gas ruso en el mercado británico supera el 20 % (un 40 % de las importaciones totales).

En 2017, los suministros procedentes de Rusia alcanzaron 16.260 millones de metros cúbicos, un crecimiento doble en comparación con 2011. Además, a finales de diciembre, la empresa privada rusa Novatek exportó al Reino Unido el primer lote de gas natural licuado (GNL) del proyecto Yamal LNG.

El GNL estadounidense, ¿una alternativa al gas ruso?

De hecho, el GNL surge como la única posible alternativa para Londres al gas ruso transportado por tubería. No obstante, este tipo de gas le costará el doble al consumidor final, advierte el director del Instituto de Energía Nacional ruso, Serguéi Pravosúdov.  

En cuanto a los potenciales proveedores, uno de los candidatos podrían ser las compañías estadounidenses de esquisto. En 2017, EE.UU. exportó un total de 19.700 millones de metros cúbicos del GNL.

Sin embargo, según indica el analista de la compañía bancaria rusa Sberbank CIB, Valeri Nésterov, la prioridad para EE.UU. es Asia, y no Europa, donde debido a la presencia del gas ruso los precios son significativamente más bajos.

A juicio del analista, el objetivo de los llamamientos de Washington a reducir las compras de combustible ruso no es lograr la seguridad energética de sus aliados sino perjudicar a Gazprom para aumentar la competitividad del GNL estadounidense.

¿Declaraciones políticas o intereses comerciales? 

En general, la reducción de la cooperación con Rusia en el sector del gas no beneficiaría a las empresas británicas, y según los expertos, es poco probable que sacrifiquen el negocio, y menos en una situación económica ya complicada debido a la salida del Reino Unido de la UE.

En los últimos 25 años, los británicos han invertido mucho en la industria del petróleo y el gas de Rusia, y en particular, en el estudio de los depósitos de hidrocarburos en la plataforma continental. Así, la corporación BP es uno de los principales accionistas de Rosneft posee un 19,75 % de las acciones.

El año pasado, el presidente de BP en Rusia, David Campbell, confirmó su voluntad de cooperar a pesar de las sanciones y restricciones. "La industria se adapta a tales cambios y no dejamos de trabajar", aseguró.

Por lo tanto, según pronostica Serguéi Pravosúdov, las declaraciones políticas, por duras que sean, no son capaces de destruir las relaciones de asociación, por lo que los proyectos conjuntos en el sector del petróleo y el gas y el suministro de gas ruso a los consumidores británicos continuarán.

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