El presidente de EE.UU., Donald Trump, ha firmado un memorando que impone nuevas aranceles contra China por un valor de hasta 60.000 millones de dólares anuales. Las sanciones comerciales han sido tomadas por lo que se considera el "robo" de propiedad intelectual estadounidense. Esta medida restrictiva podría desatar una guerra comercial entre los dos países en los próximos meses.
"Esto ha tardado en gestarse. En un período de tiempo relativamente corto perdimos 60.000 fábricas y 6 millones de empleos", arrancó diciendo el mandatario en su discurso previo a la firma del documento.
Trump ha aseverado que EE.UU. ahora tiene "un déficit comercial de 800.000 millones con el mundo", lo que constituye, según él, "el mayor déficit de cualquier país en la historia de nuestro mundo". La situación "está fuera de control", ha subrayado el líder estadounidense.
"Si nos cobran, les cobramos"
El mandatario ha recalcado que "existe una tremenda situación de robo de propiedad intelectual" con China afectando a cientos de miles de millones de dólares en comercio cada año. "Lo vamos a solucionar. Francamente, nos convertirá en una nación mucho más fuerte y mucho más rica", ha prometido Trump ante los periodistas.
Aunque Trump ha asegurado que ve a China "como amigos", ha lamentado su superávit comercial con Estados Unidos. Por ello, de acuerdo con el mandatario, Pekín merece una acción punitiva. "Es recíproco. Si nos cobran, les cobramos", subrayó el presidente.
Según informes previos a la firma del memorando, las medidas podrían aplicarse a más de 100 productos que, según Trump, se habrían desarrollado mediante el uso de secretos comerciales que China robó a empresas estadounidenses o que forzó a entregar a cambio de acceder a su mercado.
Asimismo, Washington estaría considerando restringir las actividades de inversión de las empresas chinas en EE.UU. y limitar los visados expedidos a ciudadanos chinos.
¿Por qué se toman estas medidas?
Hace mucho tiempo que EE.UU. viene acusando a Pekín de obligar a las empresas estadounidenses a entregar información comercial de propiedad exclusiva y propiedad intelectual como condición para operar en China.
El portavoz de la Casa Blanca Raj Shah ha confirmado a AFP que las sanciones se anunciarán tras una "investigación sobre los esfuerzos de China —dirigidos por el Estado y que distorsionan el mercado— para forzar, presionar y robar las tecnologías y la propiedad intelectual de EE.UU.".
Esta investigación de la Administración estadounidense concluyó que el daño a las empresas estadounidenses por transferencia forzada de tecnología es de 30.000 millones de dólares anuales.
¿Cómo respondería China?
El vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Lu Kang, afirmó el pasado jueves que Pekín espera abordar las cuestiones comerciales bilaterales con EE.UU. de manera constructiva, ya que ambos países "creen que pueden resolver sus disputas a través de negociaciones amistosas". "Estamos listos para hacerlo", añadió el portavoz.
Mientras tanto, según WSJ, que cita a personas familiarizadas con el asunto, China se está preparando para responder a las sanciones de Washington con aranceles destinados a afectar a los estados que ayudaron a elegir a Trump en 2016.
Según estas fuentes, es probable que Pekín apunte a las exportaciones estadounidenses de soja, sorgo y cerdos vivos. Trump ganó en ocho de los 10 principales estados productores de soja y porcino, y en siete de los 10 principales estados productores de sorgo.
¿Cuáles serán las consecuencias?
Tras el anuncio del presidente Trump sobre las nuevas medidas comerciales contra Pekín, se desplomó la bolsa de Nueva York. El índice Dow Jones retrocedió más de 400 puntos. Por su parte, Standard & Poor's cayó 1,6 %, mientras que el Nasdaq hacía lo propio en un 1,7 %.
El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, declaró este miércoles que la perspectiva de una guerra comercial es una amenaza creciente para la economía más grande del mundo.
Por otra parte, cualquier imposición de aranceles sin recurrir primero a la Organización Mundial de Comercio provocaría críticas, no solo de parte de Pekín, sino también de la industria estadounidense, que se ha opuesto a los aranceles por considerarlos contraproducentes.
De hecho, un grupo formado por las 25 principales empresas minoristas de EE.UU., entre ellas Walmart, Costco y Best Buy, instaron el lunes a la Administración Trump por medio de una carta a no imponer tarifas radicales a las importaciones chinas debido al posible impacto negativo que podría tener en las familias trabajadoras estadounidenses. La misiva advierte de que la medida "perjudicaría a los hogares estadounidenses con precios más altos" y "agravaría un sistema de tarifas de EE.UU. que ya está en contra de las familias trabajadoras".
Por su parte, el consultor financiero Isaac Cohen ha comentado a RT que las nuevas restricciones son muy diferentes a los recientes aranceles al aluminio o al acero. De acuerdo con el experto, se trata de "una medida hecha dentro de la norma de la Organización Mundial del Comercio".