Tras el debate de investidura celebrado durante la tarde de ayer en el Parlamento catalán y convocado la noche del miércoles por su presidente, Roger Torrent, el tercer candidato propuesto desde las elecciones del pasado mes de diciembre para convertirse en presidente de la Generalitat, Jordi Turull, no ha alcanzado la mayoría necesaria para lograrlo.
Turull ha logrado el apoyo de 64 diputados. En primer lugar, 32 de los 34 diputados de su grupo parlamentario Junts per Catalunya (JuntsxCat), debido a la ausencia de los dos diputados que permanecen huidos de la justicia española en Bruselas, Carles Puigdemont y Antoni Comín. También ha contado con el apoyo de los 32 escaños de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC).
Por su parte, los cuatro diputados de la Candidatura d'Unitat Popular (CUP), el tercer partido independentista, finalmente han optado por la abstención, debido a que el discurso del candidato, según su postura, no ha ofrecido una continuidad con el proceso rupturista iniciado con el referéndum independentista del 1 de octubre, declarado ilegal por el Tribunal Constitucional español.
El resto de partidos del arco parlamentario regional ha votado en contra de su investidura. Ciudadanos –el partido más votado en las pasadas elecciones del 21 de diciembre–, el Partido Socialista de Catalunya, En Comú-Podem y Partido Popular han sumado 65 votos. De esta manera Turull ha perdido la votación por un escaño.
Segundo intento
El próximo intento será el sábado 24 de marzo, mañana, cuando el debate y la posterior votación se repetirán. Si en la primera ocasión el candidato debía alzarse con la mayoría absoluta para lograr ser investido presidente de la Generalitat, en la segunda sesión bastaría con lograr una mayoría simple, es decir, que los votos afirmativos superen a los negativos.
El sábado se abren varias posibilidades para que Jordi Turull alcance su objetivo. En primer lugar, cabe la posibilidad de que la CUP se replateara su postura y votara a su favor, aunque parece difícil porque ya han manifestado que "solo darán el sí a un compromiso republicano". La segunda opción es que los diputados que se encuentran en Bruselas, Puigdemont y Comín, renuncien a su escaño en favor de dos nuevos diputados –los siguientes en la lista de su partido, JuntsxCat–, que sí tuvieran derecho a voto. De esta manera, también superarían por un solo escaño a sus detractores en la votación.
LLamado a declarar ante el Tribunal Constitucional
El camino para llegar al segundo debate es arduo. El candidato se encuentraba llamado a declarar hoy, 23 de marzo, por el magistrado del Tribunal Supremo Pablo Llarena, que acaba de procesarle, junto a otros 12 políticos catalanes, por el delito de rebelión.
Por este proceso, Turull ya fue encarcelado bajo prisión preventiva el pasado 2 de noviembre y posteriormente excarcelado el 4 de diciembre tras el pago de una fianza de 100.000 euros. El propio Turull daba las gracias a todos tras salir de prisión a través de Twitter.
Si finalmente este viernes el magistrado decreta de nuevo su prisión provisional, le imposibilitaría su presencia mañana en la segunda sesión para debatir de nuevo su candidatura a la investidura. Se encontraría de este modo, en la misma posición que Puigdemont, en primer lugar, y posteriormente Jordi Sánchez, imposibilitado de participar presencialmente en la sesión de investidura, lo que invalidaría nuevamente una candidatura independentista.
Algo cambia: la posibilidad de nuevas elecciones
Aunque parece que Turull está transitando el mismo camino ya andado por Carles Puigdemont y posteriormente por el primer candidato alternativo Jordi Sánchez, lo cierto es que el hecho de que se haya llegado a celebrar este primer debate de investidura supone un cambio sustancial: el reloj de las próximas elecciones comienza a correr.
Según el reglamento del Parlamento catalán, desde el primer debate de investidura comienza a correr un plazo de dos meses durante el cual se debe llegar a la investidura de un candidato y la formación de Gobierno. Si esto no llega a suceder en este plazo, se deberán celebrar nuevas elecciones, que en este caso, tendrían lugar en verano.