El Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil ha decidido hoy acerca del pedido de 'habeas corpus' preventivo, presentado por los abogados del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, como última parada en el juicio en segunda instancia, que se le sigue por el caso de un departamento triplex.
La Justicia brasileña rechaza el 'habeas corpus' y Lula da Silva podría ser detenido
Luego de que una medida similar le fuera negada el 6 de marzo por el Superior Tribunal de Justicia (STJ), sumada al rechazo de los recursos de apelación presentados por su defensa en el Tribunal Regional Federal de la Cuarta Región (TRF-4) el 26 de marzo, Lula estaría a un paso de la prisión.
De esta forma, se reducen las opciones para que mantenga su opción como candidato a la Presidencia de esa nación latinoamericana.
El proceso de votación
La decisión de mantener o privar a Lula de la carrera presidencial estaba en manos de 11 magistrados. Seis ministros del STF se expresaron en contra del 'habeas corpus' y cinco a favor.
Edson Fachin: Votó en contra del 'habeas corpus' y dijo que el eventual encarcelamiento del expresidente no supondría "ninguna ilegalidad". Según este magistrado, en 2016 la propia Corte Suprema declaró constitucional que una pena comience a ser ejecutada una vez que se ratifique en segunda instancia.
Gilmar Mendes: Votó a favor del 'habeas corpus'. En su extensa intervención, argumentó que la ejecución de la sentencia solo debería comenzar después de agotar tres instancias del Poder Judicial.
Alexandre de Moraes: Negó el 'habeas corpus'. Para él "el principio de la presunción de inocencia no puede ser interpretado de manera aislada y prioritaria, siendo necesario un análisis en confrontación con otros principios constitucionales".
Luís Roberto Barroso: También votó en contra del 'habeas corpus' a Lula. "La detención de un convicto en segunda instancia es fundamental para el orden público y la credibilidad del poder judicial es parte del orden público", alegó.
Rosa Weber: Votó en contra. Su posición se consideraba decisiva en el caso. Pese a ser contraria a la ejecución de la pena después de la segunda instancia, dijo que sigue "la jurisprudencia actual", que la permite.
Luiz Fux: Votó en contra. Al igual que sus compañeros que otorgaron un voto negativo, señaló que "el principio de la presunción de inocencia implica una regla relativa a la carga de la prueba". Según él, "la sociedad no puede entender cómo una persona sigue sin cumplir pena incluso después de muchos años después de condenada".
José Antonio Dias Toffoli: Votó a favor del 'habeas corpus'. El ministro defiende que la ejecución provisional de la sentencia condenatoria solo se inicie después de la confirmación de la condena por el STJ. Para él, no puede haber "petrificación de la jurisprudencia".
Ricardo Lewandowski: Votó a favor de la concesión del 'habeas corpus' al expresidente brasileño. "La prisión siempre es una excepción, la libertad es la regla", afirmó el ministro, enfatizando la importancia de la presunción de inocencia y alegando que en el sistema judicial de Brasil la posibilidad de cometer errores "es muy alta".
Marco Aurélio: Votó por la concesión integral del 'habeas corpus' para que Lula esté en libertad hasta que la sentencia final sea dictada por el juzgado. Resaltó que nadie está a favor de la corrupción, pero tampoco justifica "la ejecución automática y anticipada" de las penas.
Celso de Mello: Votó a favor. Recordó que la presunción de inocencia es una garantía constitucional fundamental y que las sanciones penales pueden ser ejecutadas solo después de la sentencia final del juzgado de última instancia.
Cármen Lúcia: Votó en contra. Subrayó que desde 2009 la ejecución provisional de la sentencia puede entrar en vigor después de la confirmación de la sentencia condenatoria en segunda instancia.
Las opciones de Lula
Un análisis publicado por el sitio de noticias Brasil de Fato explica que si la mayoría de los once magistrados hubiera votado a favor del 'habeas corpus' para Lula, únicamente podría ser condenado a prisión una vez agotados todos los recursos de apelación, en todas las instancias judiciales. Con lo que el líder del Partido de los Trabajadores (PT) aún podría haber aspirado a la Presidencia.
En caso contrario, Lula podría ser detenido en cualquier momento, haciendo inviable su candidatura presidencial.
El juicio por un departamento triplex
Lula fue acusado de corrupción pasiva, un delito según el cual un funcionario público realizó, o deja de realizar, un acto de su competencia a cambio de algún beneficio.
En medio de la sonada operación Lava Jato ('lavado a presión'), el expresidente de Brasil fue acusado de recibir un departamento triplex de lujo frente a la playa, en el Condominio Solaris, en Guarujá (municipio del estado de San Pablo).
Sin embargo, a lo largo de juicio no se logró demostrar que Lula fuese el propietario del inmueble y tampoco se pudo identificar cuál fue el acto o la omisión que habría dado origen al recibimiento de ese departamento.
Hace algunas horas, Lula manifestó a través de la red social Twitter que su único deseo es que se haga justicia. "Espero que la Corte Suprema solo haga justicia. No quiero un beneficio personal. Quiero ser juzgado sobre los méritos del proceso", escribió.
Además, aseguró que no está defendiendo una candidatura presidencial, sino su inocencia. "Tienen que devolvérmela. Quiero que dejen de mentir acerca de mí", señaló el expresidente.
Las presiones en el proceso
En opinión de Beto Almeida, analista internacional y especialista en periodismo de integración, "aúnno se puede decir que una prisión para Lula sea inevitable", ya que las "presiones públicas y privadas" que se hacen contra el STF "son muy grandes".
Almeida estima que los sectores más conservadores de Brasil "presienten la posibilidad" de que el tribunal pueda votar en sintonía con la Constitución y por eso presionan a los magistrados. "Algo inusitado", sentenció.
Además, calificó el proceso judicial en contra de Lula como una "persecución política" y lo comparó con el caso de Sacco y Vanzetti (EE.UU., 1927), quienes fueron juzgados por su ideología política.
"No se ha ubicado ninguna prueba cabal [contra Lula]", detalló el analista, pero el juez encontró una manera de "argumentar indicios y suposiciones" para señalar que da Silva no es propietario de un departamento triplex, "sino que estaría" interesado en serlo a futuro.
"Es una persecución extrajudicial a Lula. La forma es, aparentemente, judicial, pero el contenido de la condena es político", dijo Beto Almeida.
Campaña de la prensa y la clase política
Para el sociólogo Andre Takahashi, actualmente en Brasil, la llamada "gran prensa" desarrolla una campaña en la que dan "como un hecho la detención de Lula".
El también periodista relacionó el despliegue militar en Río de Janeiro –ordenado por el presidente Michel Temer con el apoyo del Congreso– con el proceso judicial en contra de Lula da Silva.
Según Takahashi, la prensa y la clase política gobernante "han fomentado un clima favorable a la militarización" en buena parte de la sociedad.
Así, estima que lo ensayado en Río de Janeiro, donde el Ejército intervino en tareas de seguridad pública, "es apenas un ejercicio para otras intervenciones similares. Ellas servirían para evitar posibles protestas ante una eventual encarcelación de Lula", dijo el sociólogo.
¿Plan B para el Partido de los Trabajadores?
Consultado sobre un posible fallo contra el exmandatario Beto Almeida precisó que "el PT tiene un único candidato: Lula. No existe un plan b". La sola idea de considerarlo (un plan alternativo), aseguró, "sería dar por sentado que toda la lucha de Lula se perdió... y no es así".
La única agenda del PT se basa en que "Lula tiene derecho a la reivindicación de su inocencia y a concurrir a la elección presidencial", explicó el periodista.
Así mismo, el sociólogo Takahashi cree que el expresidente "es el único de los aspirantes a la Presidencia que tiene chances reales de ganar en primera vuelta".
Recordó que históricamente "la élite brasilera ha tenido un pensamiento colonial y esclavista, y no ha contado con un proyecto de nación, pero Lula sí lo tiene".
Y aunque su proyecto político incluya a sectores que no son de la izquierda, "pretende colocar a Brasil en una posición soberana y como actor principal del tablero internacional", aseveró.
Para Takahashi la "élite económica" de su país responde a intereses extranjeros (sobre todos estadounidenses), que ya han demostrado su animadversión hacia Lula por declarar que va dar marcha atrás a varias reformas antipopulares aprobadas por Temer.
Por esa razón, "harán todo lo posible para impedir un retorno de la izquierda a la Presidencia de Brasil", finalizó.
Ernesto J. Navarro