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El inminente 'viaje' de las tortugas abandonadas en la estación de Atocha

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Llevan años en el estanque del jardín de una de las estaciones ferroviarias más importantes de España, pero nunca debieron estar ahí.
El inminente 'viaje' de las tortugas abandonadas en la estación de Atocha

Atocha es la estación de tren más importante de Madrid, un complejo ferroviario por el que pasan cada año unos 80 millones de pasajeros. Uno de sus principales atractivos es el jardín botánico de 4.000 metros cuadrados que alberga en su antiguo apeadero, dotado de un exuberante conjunto de plantas subtropicales y tropicales. 

En un pequeño estanque situado en uno de los extremos del jardín viven las protagonistas de esta historia: las más de 300 tortugas que ahora deben ser trasladadas a un hábitat más adecuado.  

Pocos viajeros conocen el verdadero origen de estos animales, y suponen simplemente que forman parte del jardín de la misma manera que las plantas que lo conforman. Pero no es así: su origen, de hecho, es el abandono ilegal cometido por sus dueños, y su presencia en el estanque empieza a ser un problema. 

En enero de 2018, Adif, la entidad pública empresarial encargada de la gestión de la red ferroviaria española –y por lo tanto de la estación de Atocha– anunció sus planes de trasladar estas tortugas al Centro de Fauna y Naturaleza José Peña, situado en la localidad de Navas del Rey, a unos sesenta kilómetros al oeste Madrid. 

"En el proyecto original del arquitecto Rafael Moneo llevado a cabo en 1992, el estanque del jardín no fue concebido para albergar ni peces ni tortugas", nos cuenta Celia Romera, responsable del departamento de Acción Social de Adif. "Era un estanque decorativo que debía aportar humedad al jardín, y que contenía en su origen plantas acuáticas. Lo que ocurrió fue que poco a poco fueron apareciendo los primeros animales", explica.

Durante todo este tiempo, Adif, de manera voluntaria, ha ido adaptando este espacio para garantizar la supervivencia y las mejores condiciones de esas tortugas y de una cantidad similar de peces igualmente abandonados. Se realizaron obras de adecuación y mantenimiento y se contrató a un veterinario que se encarga de alimentar a todos los animales, que en su gran mayoría pertenecen a especies catalogadas como exóticas invasoras, cuya compra-venta es ilegal.

"Cada verano, con la llegada de las vacaciones, el número de tortugas que se abandonaban en el estanque de la estación iba aumentando", continúa Romera. "Concretamente, en verano de 2015 el número de ejemplares superó los 300 e hizo que las condiciones del estanque, que nunca fueron las idóneas, con tanta superpoblación se hicieran aún peores".

Ese fue el momento en que Adif tomó la determinación de sacar las tortugas del estanque: "Reunimos a los distintos grupos de interés afectados por esta problemática: plataformas animalistas, instituciones públicas y algunos colectivos ambientalistas, y entre todos intentamos encontrar soluciones para este problema", explica la responsable del área de Acción Social. 

Finalmente, con ayuda del Ayuntamiento de la ciudad, los colectivos implicados y el propio centro de fauna interesado en recibir a las tortugas, lograron obtener un permiso excepcional de la Comunidad de Madrid para efectuar el traslado de estos animales. "Fue una excepción –nos confía Celia Romera–, porque está prohibido trasladar este tipo de especies exóticas invasoras, por la amenaza medioambiental que suponen". 

La fecha del traslado no está fijada en el calendario pero es inminente, y en cualquier caso depende de la finalización de las obras del nuevo hábitat en el centro de fauna José Peña, que han sufrido un retraso imprevisto debido a las últimas fuertes lluvias del pasado mes de marzo. Además, hay que contar los ritmos biológicos de las propias tortugas. "Los veterinarios que han estado asesorándonos en este proceso continuamente nos dicen que el mejor momento para hacer esto es bien entrada la primavera, para que el contraste entre el hábitat de origen y el de destino sea lo más suave posible", nos explica Romera.

Una vez hecho el traslado de los animales, Adif acometerá las obras de supresión y posterior pavimentado del estanque de la estación, para ubicar en su lugar un espacio destinado "al desarrollo de acciones no comerciales de educación ambiental, sensibilización social y actividades culturales", según el comunicado de la propia entidad.  

Las tortugas estarán bien

La instalación que acogerá a las tortugas consistirá en un recinto cerrado, de planta cuadrangular, con una extensión de 300 metros cuadrados, de los cuales 160 corresponderán a la lámina de agua de la laguna, que tendrá una profundidad variable, de un metro como máximo.

El estanque estará rodeado con un murete perimetral de unos 90 centímetros de altura, perfectamente equipado para evitar la fuga de los reptiles. El fondo será de hormigón, para evitar que las puestas de huevos queden enterradas y poder controlar o evitar la reproducción de la especie.

"Lo ideal sería tener el espacio preparado para recibir a las tortugas durante el mes de mayo", explica Isaac Navarro, un biólogo que ayuda en las labores veterinarias del centro José Peña. Este profesor universitario nos cuenta que aún falta instalar el sistema de depuración en el estanque, y es que con estas lluvias "es complicado, porque ahora está todo el campo empapado y en cuanto se abre una zanja para meter tuberías, sale agua" y dificulta las labores de fontanería.

Tanto él como el personal del centro de fauna están convencidos de que las tortugas encontrarán allí un hábitat confortable y suficiente para su supervivencia.

"Estas tortugas son de climas más cálidos, pero presentan una adaptabilidad muy buena al clima mediterráneo –explica el biólogo–. De hecho, en su hábitat natural, en los EE.UU., se han extendido incluso a las zonas de los grandes lagos, muy al norte. Es una especie que se adapta muy bien a los cambios de temperatura".

Se admiten visitas... y padrinazgos. 

Los responsables del estanque de Adif se dieron cuenta en su día de que muchas de las personas o familias que habían decidido abandonar una tortuga en Atocha acudían luego, de manera regular, a visitar a la que había sido su mascota. Iban allí con la creencia errónea de que el estanque de la estación era una especie de paraíso para las tortugas y que habían obrado con acierto al depositarlas allí.

De ahora en adelante, podrán visitar a su mascota también en el centro Jose Peña, que además pondrá en marcha una campaña para que quienes lo deseen puedan apadrinar un ejemplar. La iniciativa está pensada para reforzar el vínculo de las personas con los animales y garantizar al mismo tiempo una fuente de ingresos y recursos en el centro de fauna, de manera que puedan seguir llevando a cabo su labores de cuidado medioambiental.

Así las cosas, todo está listo para que estas tortugas, que llevan años en la estación de Atocha viendo a viajeros que vienen y van, emprendan ahora su propio viaje hacia un estanque que, esta vez sí, ha sido construido expresamente para ellas.  

David Romero

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