Las ambiciones de México de participar en la conquista del espacio se van cristalizando poco a poco. A inicios de 2018, la galaxia G09 83808, considerada la segunda más lejana encontrada hasta el momento, fue descubierta por un grupo de más de treinta astrónomos, entre ellos, los mexicanos Jorge Zavala y Vladimir Ávila-Reese.
Este hallazgo fue posible gracias al uso de herramientas como el telescopio ALMA, en Chile, y el Gran Telescopio Milimétrico Alfonso Serrano (GTM), situado en México. Para Ávila-Reese, el GTM es el "emprendimiento científico más costoso en México", que está "ahora sí rindiendo sus frutos", catalogándolo como "uno de los instrumentos más importantes de la astronomía milimétrica en el mundo".
Renacimiento científico
Para algunos astrónomos mexicanos, este y otros logros en investigación y tecnología están llevando a que México viva una época de renacimiento científico. En 2010, se creó la Agencia Espacial Mexicana (AEM), un organismo encargado de coordinar la política espacial del país para consolidar este sector. En 2015, la mexicana Silvia Torres Peimbert asumió la presidencia de la Unión Astronómica Internacional.
Al respecto, Zavala reconoce la importancia de la creación de la AEM para el país y cree que abrirá nuevas puertas a un "camino que México desconocía".
Volar más alto
México podría consolidarse en el ámbito espacial de la mano de jóvenes mexicanos como Jonathan Sánchez Pérez, quien a sus 19 años obtuvo el segundo lugar en un proyecto organizado por la NASA. Conocido como el "mexicano espacial", Jonathan sueña con impulsar una agencia que no dependa de la tecnología de otras naciones y que el país pueda así volar hasta lo más alto.