¿Cuántos latidos de corazón nos depara a cada uno el destino antes de morir? Si bien no existe una respuesta certera para calcular ese fatídico 'latido final', científicos encontraron una relación directa entre la frecuencia cardíaca y la expectativa de vida.
Así, un estudio realizado en 2013 por expertos daneses determinó que a mayor cantidad de pulsaciones por minuto en estado de reposo corresponde una esperanza de vida más reducida. En comparación con las personas cuyo pulso cardíaco durante el reposo es menor o igual a 50, cada 10 latidos adicionales por minuto incrementan el riesgo de muerte en un promedio de 22 %.
La investigación incluyó el seguimiento de los indicadores de salud de 2.798 pacientes recogidos durante 16 años. En ese transcurso de tiempo, 1.082 de los participantes habían fallecido.
Un límite biológico
Si consideramos a una persona de 70 años y cuya frecuencia cardíaca en promedio se ubica entre 60 y 70 por minuto, obtenemos como resultado un poco más de 2.000 millones de latidos en el transcurso del ciclo vital.
De manera similar, si una gallina, cuya frecuencia cardíaca ronda las 275 contracciones por minuto, alcanza a vivir 15 años, significa que en el transcurso de su vida apenas supera los 2.000 millones de latidos.
El ser humano frente a otras especies
Sin embargo, no todas las especies son igualmente afortunadas. Por ejemplo, considerando la frecuencia del corazón de la ballena azul o del elefante ―6 y 30 latidos por minuto, respectivamente― podemos calcular que estos animales disponen de casi la mitad de los latidos que el ser humano.
Menos afortunado es el caso del hámster, que con sus 450 contracciones cardíacas por minuto y una expectativa de vida de entre 2 y 3 años, apenas llega a superar los 500 millones de latidos durante su corta y agitada vida.