Los científicos han expresado su preocupación por la proliferación de una úlcera 'comecarne' cuyo elevado número de afectados está adquiriendo tintes de epidemia. Según el estudio publicado este lunes en la revista Medical Journal of Australia, en varias regiones autralianas, sobre todo en el estado de Victoria, se ha producido un notorio aumento en el número de casos de la úlcera Buruli, mientras que de forma inexplicable no fueron registrados casos en otros estados del país.
Esta enfermedad, causada por una bacteria, se da generalmente en África occidental y central, pero los investigadores han mostrado su alarma por el hecho de que estén apareciendo nuevas áreas geográficas de expansión de la dolencia.
Los síntomas iniciales de la enfermedad se parecen a los efectos de la picadura de un insecto, por lo que, al principio, los afectados no suelen preocuparse. La infección comienza con una lesión en el brazo o la pierna que se agranda lentamente y causa lesiones severas en la piel. La infección se instala lentamente en una capa de grasa que se encuentra entre la piel y el recubrimiento que reviste los músculos. Desde allí, la enfermedad se extiende a través del cuerpo antes de que se manifieste visiblemente en la piel en forma de úlcera.
Por este motivo, la mayoría de los infectados no son conscientes inicialemente de que están enfermos, pero cuando la úlcera aparece, el dolor ya puede ser extremo. Como resultado de esta dolencia, los afectados pueden necesitar de una cirugía para extirpar piel o incluso sufrir amputaciones, reporta The Guardian.
No se sabe exactamente el origen
Por el momento, los expertos no han conseguido determinar con exactitud el origen de la enfermedad. Los especialistas creen que la mayoría de los casos en África se transmite a través de los ecosistemas acuáticos, pero en Australia se trata de una fuente diferente.
El profesor Paul Johnson, que estudia esta úlcera desde el año 1993, afirma que los presuntos portadores de la bacteria en Australia son mosquitos y zarigüeyas. Su equipo capturó en las áreas infectadas a mosquitos que portaban esta úlcera y descubrió que algunas zarigüeyas excretaban la bacteria en sus heces. Los investigadores estiman que el 19% de las zarigüeyas en la zona eran portadores de la úlcera Buruli.
"El momento de actuar es ahora", hacen hincapié los autores del estudio.