Avisados están: Siete razones para no ir al Mundial de Rusia 2018
El país más grande del mundo entraña muchos riesgos para los aficionados extranjeros. ¿Estás dispuesto a asumirlos?
¿Estás pensando ir a Rusia con motivo del Mundial? Quizá deberías pensártelo dos veces, ya que el país más grande del mundo entraña muchos peligros imprevisibles: puedes enamorarte de sus mujeres, perderte entre las increíbles estaciones del metro, dormirás mucho menos de lo habitual y —lo más peligroso de todo— querrás quedarte aquí para siempre. ¿Estás dispuesto a arriesgarte?
Perderás la cabeza por la belleza de las rusas
La famosa belleza de las mujeres rusas no es un mito, sino una realidad y una tentación para muchos visitantes extranjeros. Aparte de su belleza natural, las mujeres rusas cuidan bastante su aspecto físico, suelen vestirse bien y maquillarse, utilizan mucho perfume y presentan siempre una manicura perfecta. Por cierto, aunque la belleza masculina no tenga tanto renombre, eso no significa que no haya también hombres guapos.
Te hincharás de comida rara
¿Te apetecen unos 'bliný', unos 'pelmeni' o un 'schi'? ¿Y para beber un kisel o un kvas? Se suele decir que hay que probar la comida local cuando viajas, pero ¿te atreves con platos con aspecto y nombres tan raros?
Ensalada rusa. Se prepara a base de patatas y embutidos combinados con pepinos en salmuera, guisantes enlatados, atún o pollo mezclados con mucha mayonesa. Puede parecer rara, pero es exquisita.
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RIA Novosti / Alexei Kudenko
Crepes con caviar y crema agria. También se puede comer con crema batida, mermelada o miel. Es un plato ritual de la fiesta de la despedida del invierno que representa el disco del sol.
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RIA Novosti / Yuri Abrámochkin
Compota es una especie de refresco que se prepara al hervir frutas con azúcar. Es más complicado que hacer un ponche de frutas, pero sin duda merece la pena.
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RIA Novosti / Evguéni Biyatov
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RIA Novosti
Verduras en salmuera. Se trata de pepinos, tomates, pimientos, col e incluso setas saladas. Son entremeses fríos muy populares en invierno.
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RIA Novosti / Konstantín Chalábov
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RIA Novosti
Celebrando los triunfos de tu selección, conociendo lugares nuevos o degustando el vodka ruso con tus nuevos amigos... Por cierto, ¿has oído hablar de las noches blancas de San Petersburgo, cuando a finales de junio la oscuridad nunca llega a ser completa? ¿Y eso que dicen de que Moscú nunca duerme por su activa vida nocturna? Si vas a otras ciudades, tampoco te aburrirás: todas tienen ocio nocturno, y los bares en Rusia no suelen cerrar temprano, así que prepárate para dormir poco en este viaje.
Te perderás en el metro de Moscú
Y no porque sea grande o no hables el idioma, sino porque el metro de Moscú es, probablemente, el más hermoso del mundo, y muchas de sus estaciones parecen museos o palacios subterráneos. No intentes recorrerlas todas o seguro que llegarás tarde al partido.
La belleza 'hipnótica' del metro de Moscú
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David Burdeny
Estación de metro Belorússkaya
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David Burdeny
Estación de metro Kíevskaya de la línea Koltsevaya
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David Burdeny
Estación de metro Elektrozavódskaya
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David Burdeny
Estación de metro Prospekt Mira
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David Burdeny
Estación de metro Arbátskaya
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David Burdeny
Estación de metro Tagánskaya de la línea Koltsevaya
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David Burdeny
Estación de metro Aeroport
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David Burdeny
Estación de metro Kíevskaya de la línea Arbatsko-Pokróvskaya
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David Burdeny
Si esperabas ver a un oso animando a la selección rusa, te vamos a decepcionar: a los osos no les dejan entrar en los estadios... Bueno, ahora en serio: es probable que después de este viaje te desprenderás de muchos prejuicios extendidos sobre Rusia, desde el mito del eterno frío (te llevarás una sorpresa al ver qué tiempo hace en verano), hasta el 'amor' de todos los rusos por el vodka (verás que la cerveza también nos gusta).
No tendrás tiempo ni para ver el fútbol
Rusia es mucho más que la Plaza Roja y el museo Hermitage. Te aseguramos que tiene tanto que ofrecerte —arte, teatros, parques y naturaleza— que te va a faltar tiempo para verlo todo.
Rostov ―no confundir con Rostov del Don― se ubica en el denominado Anillo de Oro. La primera mención de la ciudad se produjo en 862, en el siglo XIII se convirtió en la capital de uno de los principados rusos más prominentes. Su Kremlin es considerado como el más fino, aparte del de Moscú.
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Varvara Gertie
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Sputnik
Derbent es la ciudad más meridional de Rusia. Su fortaleza tuvo una función defensiva durante más de 1.500 años. En 2003, la Unesco estableció que su casco histórico es Patrimonio de la Humanidad.
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Alexey Filippov
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Sputnik
Los monumentos históricos de Stáraya Ládoga son Patrimonio de la Humanidad de la Unesco desde 1992. La dendrocronología sugiere que el lugar fue fundado en 753 y hasta 950 fue uno de los puertos comerciales más importantes de Europa oriental.
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Mikhail Mokrushin
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Sputnik
Veliki Nóvgorod fue mencionada por primera vez en 856. Se considera que en ese lugar nació el Estado ruso y, junto con Moscú y Kiev, fue una de las ciudades más importantes de Europa oriental durante la Edad Media. Fue el único principado que escapó del dominio mongol tras su invasión de Rusia.
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Konstantin Chalabov
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Sputnik
Rostov ―no confundir con Rostov del Don― se ubica en el denominado Anillo de Oro. La primera mención de la ciudad se produjo en 862, en el siglo XIII se convirtió en la capital de uno de los principados rusos más prominentes. Su Kremlin es considerado como el más fino, aparte del de Moscú.
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Varvara Gertie
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Sputnik
Pskov fue mencionada por primera vez en 903. Antes del siglo XVIII, fue una de las ciudades más grandes de Rusia y Europa. En 1497 allí se promulgó la Carta de Pskov, una de las principales fuentes de todos los códigos de leyes rusos.
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Sergey Erokhin
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Sputnik
Pero si ninguno de estos riesgos te echa para atrás, quizás lo haga el último de todos, porque cuando conozcas Rusia, viajes por sus ciudades históricas y hagas nuevos amigos, es probable que quieras quedarte (no te rías: ya le pasó a nuestro presentador Galo Fernández, quien "vino a Rusia por seis meses en 2001").
Y si aún piensas que podrás aguantarlo, entonces ven a Rusia: seguro que no te va a decepcionar.