El principal enemigo de EE.UU. no es Rusia ni China, sino su deuda, según afirma el exministro de Exteriores de Dinamarca Joergen Oerstroem Moelle, actual miembro senior del Instituto ISEAS–Yusof Ishak de Singapur, en su artículo publicado en The National Interest.
De acuerdo con el exministro, EE.UU. se acerca al 'default' técnico. Así, según los últimos datos de la Oficina Presupuestaria del Congreso, la carga de intereses estadounidense constituye un 1,6 % del PIB, lo que equivale un 9,4 % del ingreso federal. Sin embargo, incluso en el escenario más optimista, en 2022 la cifra podría ser de un 2,7 % contra un 16 % respectivamente.
Moelle considera que la compleja situación podría ser resuelta mediante dos opciones. Una solución es cortar gastos obligatorios, mientras que la otra consiste en el aumento de los ingresos fiscales. No obstante, sostiene Moelle, ambas iniciativas serán bloqueadas por el Congreso.
Sin embargo, se nota que tarde o temprano EE.UU. podría recurrir a una reestructuración de la deuda con ayuda de China o Japón, que poseen 1,2 billones de dólares en bonos del Tesoro estadounidense.
Políticamente, EE.UU. "perderá"
Moelle opina que si China está de acuerdo en convertirse en acreedor de EE.UU., las dos partes saldrán ganando, ya que ambas economías solo pueden "prosperar en tándem".
China no está interesada en que la economía del país norteamericano se debilite, ya que necesita a EE.UU. como mercado para sus exportaciones. Por su parte, EE.UU. está interesado en seguir operando en los mercados chinos, donde las compañías multinacionales estadounidenses obtienen "grandes beneficios".
No obstante, desde el punto de vista político, EE.UU. saldrá políticamente como "perdedor" debido al hecho de que la "antigua superpotencia económica" debería "pedir ayuda" para cobrar sus deudas, que han aumentado "imprudentemente" en las últimas décadas.