Un equipo de RT ha accedido al único centro penitenciario de Belice, donde pudo comprobar que cada recluso vive la experiencia de forma diferente: algunos perciben su estancia como un castigo, mientras otros ven en su paso por prisión la oportunidad de rehabilitarse. En cualquier caso, todos tienen algo en común: los familiares que sufren fuera por ellos.
Uno de los reclusos, Andrew Kelly, que fue condenado a cadena perpetua por homicidio y lleva 19 años encarcelado, iba a ser ahorcado, pero la pena capital fue abolida en el país. "En la prisión me enseñaron a ser mejor persona. Decidí que necesitaba un poder superior en mi vida. Algo espiritual", cuenta Andrew.
Elroy Flores, condenado a 12 años de prisión, recalca la soledad que sufren los reclusos en la cárcel. "No tengo amigos, solo familia. A tus amigos no les importas mientras estás en prisión. No les importas para nada", se lamenta.
Otro recluso, Jervis Diamond, que cumple prisión preventiva, formó parte de una banda criminal y ahora se encuentra a la espera de juicio. Percibe su condena como la oportunidad para rehabilitarse. "Voy a cambiar mi vida aquí. Volveré a la sociedad y siendo alguien diferente para mi familia", confiesa Jervis.
Rosalia Castillo, condenada a 12 años de prisión por asesinar a una amiga en un acceso de rabia y bajo la influencia de alcohol, cuenta que su padre no pudo soportar la noticia y murió de la impresión. "Cuando vi lo que paso no me podía creer lo que hice. Me preguntaba como pude haber hecho algo así", lamenta la mujer.