El jueves pasado, 114 perros robot 'Aibo' de vieja generación, fabricados por Sony, recibieron un funeral tradicional japonés, con sacerdote, incienso y plegarias incluidos. Cada 'animal' ostentó un cartel identificatorio que mostraba de donde venía y a qué familia perteneció, informa Japan Times.
A-Fun Co., una empresa dedicada a reparaciones electrónicas y especializada en el arreglo de productos 'vintage', ha enviado durantes los últimos años cerca de 800 aibos a un templo budista que tiene cientos de años.
Debido a que los aibos fueron descontinuados y ya no se producen, los dueños de estos roboperros viejos o 'muertos' suelen enviar sus 'mascotas' a la compañía, que reutiliza las partes originales de los 'difuntos' para reparar otros que sólo están defectuosos. Antes de desarmarlos, la compañía los honra con un funeral tradicional.
Los perros-robot suelen llegar con cartas que mencionan sus nombres y otros detalles. "Por favor, ayuden a otros aibos. Los ojos se me llenaron de lágrimas cuando decidí decir adiós", dijo el dueño de uno de ellos en una misiva. Otro escribió: "Me siento aliviado de saber que habrá una plegaria para mi aibo".
"Todas las cosas tienen un poco de alma", dijo luego del funeral Bungen Oi, sacerdote que está a cargo del templo de Kofukuji, erigido hace 450 años en la ciudad de Isumi, quien descarta la idea de que hacer un funeral para máquinas sea absurdo.