El Ministerio Público del departamento peruano de Ucayali, al este del país, confirmó que el canadiense Sebastian Woodroffe asesinó a la lideresa indígena Olivia Arévalo, curandera de la tribu amazónica de shipibo-konibo.
Arévalo, de 81 años, recibió varios disparos en el pecho, por parte de Woodroffe, el pasado 19 de abril, en la comunidad Victoria Gracia, en Yarinacocha, Ucayali.
"Todas las pruebas que hemos reunido justifican que el autor del disparo ha sido él", dijo el jefe de los fiscales de la región Ucayali, Ricardo Jiménez, citado por El Comercio. Aunque aún falta determinar el móvil del crimen.
Jiménez precisó que en la ropa de Woodroffe se encontraron restos de pólvora; además, los cartuchos encontrados cerca del cadáver de Arévalo pertenecían a la pistola marca Taurus calibre 38, adquirida por el canadiense a inicios de abril a un policía local.
Justicia por manos propias
Antes que las autoridades ofrecieran su informe, los pobladores y familiares de Arévalo sabían quien era el responsable y, por ello, poco después del crimen lincharon a Woodroffe y lo ahorcaron.
Por ese segundo hecho, las autoridades emitieron una orden de detención contra dos de los pobladores, José Rodríguez Ramírez y Nicolás Mori Guimaraes, a los que lograron identificar.