El descubrimiento, en fragmentos de los Manuscritos del Mar Muerto, de textos anteriormente ocultos podría revelar un nuevo pergamino y resolvería el debate sobre el sagrado Rollo del Templo, anunció la Autoridad de Antigüedades de Israel.
El nuevo descubrimiento ha sido posible tras los análisis infrarrojos de fragmentos de pergaminos anteriormente considerados en blanco, informa Live Science.
La nueva escritura pertenece a los libros de Deuteronomio y Levítico, que integran la Biblia hebrea (también conocida como el Antiguo Testamento de la Biblia cristiana), y el Libro de los Jubileos, un texto contemporáneo a la Biblia hebrea pero no incluido en los libros bíblicos.
Durante uno de estos escaneos digitales, Oren Ableman, un investigador de pergaminos y estudiante de doctorado en el Departamento de Historia Judía en la Universidad Hebrea de Jerusalén, notó algo peculiar en algunas decenas de fragmentos descubiertos en la undécima cueva de Qumran.
Estos fragmentos parecían vacíos a simple vista. Pero tras los análisis Ableman descubrió que contenían letras y palabras hebreas. Al unir los fragmentos Ableman descifró parte de ellos.
Algunos de los fragmentos más interesantes incluyen los siguientes textos:
- Un fragmento del Pergamino del Templo, un texto que da instrucciones sobre cómo llevar a cabo los servicios en el templo ideal.
- Un fragmento del Rollo de los Grandes Salmos. Este fragmento contiene parte del comienzo del Salmo 147:1, y el final del versículo se conserva en un fragmento más grande encontrado en la misma cueva. El fragmento recién descubierto muestra que el Salmo antiguo es un poco más corto que el texto hebreo utilizado hoy en día.
- Otro fragmento contiene letras paleohebreas, una antigua escritura hebrea. Este fragmento no podría atribuirse a ningún manuscrito conocido y podría pertenecer a un manuscrito desconocido hasta ahora.
Los Manuscritos del Mar Muerto, también conocidos con el nombre de Rollos de Qumrán, son una colección de miles de fragmentos de más de 900 manuscritos, entre ellos copias de textos de la Biblia hebrea, que fueron hallados en 1940 en 12 cuevas y que datan de hace dos milenios.
Aunque la autoría de estos documentos sigue siendo objeto de debate entre los académicos, muchos expertos creen que fueron escritos por los esenios, una secta judía disidente que se retiró al desierto de Judea, alrededor de Qumrán y sus cuevas.