RT es el único medio en español que ha asistido al desmantelamiento del polígono nuclear de Punggye-ri en Corea del Norte este jueves 24 de mayo. Para llegar al complejo y presenciar las explosiones de sus tres túneles operativos, nuestro corresponsal Semión Sénderov y su equipo debieron realizar una inusual travesía a lo largo del país asiático.
Previo al viaje
Al llegar a Corea del Norte, el equipo de RT y otras dos decenas de periodistas internacionales fueron alojados en un lujoso hotel de la ciudad portuaria de Wonsan, donde los norcoreanos suelen pasar las vacaciones. Una vez ahí, varios de ellos decidieron hacer un "experimento" para ilustrar que los organizadores les "controlaban cada paso".
"Nosotros, los de habla rusa, nos separamos y fuimos a caminar fuera del territorio del hotel", relató Sénderov, explicando que los periodistas contaban con un "mentor" de acuerdo al idioma que hablaban. "Pasaron solo cinco minutos cuando nos dimos la vuelta y vimos que venía corriendo para acompañarnos y que nada pase", agregó.
Durante el viaje
Luego de esa experiencia les esperaba un largo viaje de 11 horas en tren que iba "muy, muy lento". Sin embargo, transcurrió mientras dormían "en primera clase, porque tuvimos compartimentos solo para dos personas", señala el corresponsal.
"Cabe decir que el tren era bastante viejo, pero tenía muchas peculiaridades. Por ejemplo, había aire acondicionado", menciona Sénderov. Aclaró, no obstante, que esos equipos estaban incrustados entre dos habitaciones, y solo los del compartimento que tenía el mando podían controlar el aire.
Por otra parte, los periodistas no pudieron mirar por las ventanas del tren durante el viaje. "Las ventanas estaban totalmente tapadas y estaba prohibido abrirlas para saber por dónde estábamos pasando y ver el paisaje", contó el corresponsal.
A pesar de esto, los periodistas disfrutaron de una "comida exquisita". "Estoy hablando de un restaurante en el mismo tren, pero era de lujo: había camareros, los platos y los palillos eran de plata, y en total nos dieron unos 10 platos", relata Sénderov.
En el polígono nuclear
Tras el viaje, a los periodistas les esperaron otras dos horas en automóvil y finalmente, para llegar hasta el sitio de pruebas nucleares, debieron "caminar, caminar muchísimo para subir estas montañas, porque cada punto, cada mirador está en distintos lados", contó nuestro corresponsal.