"La electrónica reavivó las aguas del tango"

¿De qué se trata este ritmo que suma seguidores a la tradicional música del Río de la Plata?

Lo clásico y lo moderno se fusionan en la región del Río de la Plata. El tango, la histórica música que sigue resonando en Argentina y Uruguay, sumó elementos del siglo XXI para atraer a las nuevas generaciones, pero sin dejar de lado sus raíces.  

Según explica el especialista en historia del tango Francisco Palumbo, el género nació como resultado de todas las corrientes migratorias de fines del siglo XIX, sumado a componentes locales. En aquel entonces, miles de inmigrantes, principalmente desde Italia y España, llegaban a Sudamérica en busca de nuevas oportunidades. "En la ciudad se conforma una sociedad compuesta por gente del campo que abandona sus tierras, criollos y migrantes", destaca en una entrevista con Aires de Milonga. Para Palumbo, el tango tiene raíces españolas, italianas, africanas y criollas.

Pasaron muchos años. En el medio hubo inmensos cambios sociales, sin mencionar los nuevos géneros musicales y la irrupción de la revolución tecnológica, que modificó el modo de ver el mundo. Parecía que el tango se perdía en el tiempo, con menos aficionados que en sus momentos de mayor esplendor, hasta que las innovaciones de esta época se metieron de lleno en su melodía, que suma adeptos de todas las edades, como en los viejos tiempos.

Tango del siglo XXI

"Algunos le llaman tango electrónico o neotango, otros, tango del siglo XXI. El nombre todavía no está muy definido, porque está sucediendo en tiempo real", comenta Miguel Di Genova, referente del grupo Otros Aires. El entrevistado es uno de los artistas que decidió romper estructuras arcaicas para añadirle un poco de actualidad a su música, y ello es bien recibido por el público. De hecho, el género está en pleno ascenso.

"La idea es traer el tango del siglo XX al siglo XXI con las herramientas y estéticas de ahora. Usamos música electrónica, pero también cuestiones visuales de esta época", explica el cantante. Por otro lado, señala que "en general el ambiente del tango tiene características bastante fundamentalistas". Al ser un estilo nuevo, a veces cuesta pasar algunas barreras tradicionales: "Para alguna gente, el tango es otra cosa, una orquesta, lo analógico", cuenta.

Sin embargo, enseña que esta variante ya está incorporada al género y es optimista de que en el futuro tendrá mayor valoración: "Nada es aceptado hasta 20 años después de que sucede. Siempre que hay una bisagra dentro del tango, en el momento nunca es incluido. Mucho después, se lo acepta con mayúsculas". Al respecto, añade: "El tango es conservador en general, hasta que algo no esté muy metido, o no sobrevivió a la moda, no se lo acepta. Hay que sobrepasar la moda para decir que esto es un género, el nuevo tango".

Nuevos oyentes

"Nos escucha muchísima gente que no pertenece a este mundo. Se incorporaron a partir del tango electrónico, por una cuestión de lógica y lenguaje, que es más parecido al actual", subraya Di Genova. A su vez, destaca que "de esta manera se llama a nuevas generaciones a ver qué pasa con las raíces". Su idea es que las bases clásicas estén presentes, "pero contado con un lenguaje más ameno a estos tiempos".

Además, el músico señala que muchos jóvenes se acercan a la historia cultural de su tierra gracias a esta clase de innovaciones: "Despertó gente que incluso comenzó a apreciar lo clásico. Muchos comienzan a bailar tango a partir de lo electrónico. Es un grito de este siglo".

Por otro lado, el entrevistado considera que "en los 60 y 70 se le hizo mala prensa al tango, por cuestiones políticas y sociales". Asimismo, agrega: "Llegó el rock con todo su auge y no supo cómo adaptarse. Pasaron muchos años, y a fines de los 90 o principios del 2000 nos preguntábamos cómo sería el tango con todas estas experiencias". Y contesta: "La respuesta es el tango electrónico, el tango del siglo XXI".

Para concluir, opina: "Que siga existiendo la fusión, va a reivindicar a la música actual. Hoy, es algo que llama la atención, que trae gente que no es del ámbito. Es otra forma de comunicarlo". Y finaliza: "La electrónica reavivió las aguas del tango".

"Escuchaba música electrónica y me daban ganas de bailar tango"

Carlos Libedinsky es guitarrista y toca el bandoneón en el grupo Narcotango, un proyecto musical que nació junto a esta nueva vertiente del género, cuyos miembros fueron señalados como personalidades destacadas por la Legislatura porteña. Según cuenta, el nuevo estilo rioplatense nació entre el 2001 y 2003 y el nombre de tango electrónico fue adoptado por las disquerías de Buenos Aires, que le dieron el primer impulso.

Cerca del 2000, Libedinsky ya bailaba, pero "necesitaba sonidos de la época en que estaba viviendo". Por aquel momento consumía grupos de música electrónica, conocidos como 'trip hop', "porque es un ritmo de tempo lento", explica. A partir de allí, nuevas sensaciones comenzaron a crecer: "Escuchaba música electrónica y me daban ganas de bailar tango", comenta. Así nacía un gran descubrimiento personal: "Ese impulso me dio la pauta de que había una conexión posible", recuerda. Carlos continuó desarrollando los nuevos sonidos en su estudio, hasta hoy.   

Lo curioso del estilo innovador, es que "el electrotango fue aceptado primero afuera, en Europa, y recién cuando volvió exitoso empezó a ser aceptado acá", repasa. Al respecto, relata su experiencia en los inicios: "Cuando saqué mi primer disco, iba a las milongas de Buenos Aires a mostrarlo y nadie quería pasar la música. Después de las giras en Europa, lo empezaron a querer. Todo lo que tenga que ver con la tradición, es así. Había mucho prejuicio, el tango es un mundo muy cerrado, aún hoy". A su vez, reflexiona acerca de la costumbre argentina de rechazar sus propios logros: "Si de afuera nos dicen que algo está bueno, ahí decimos, 'ah, entonces está bien'".

Resurgir

"El tango siempre tuvo aceptación en el mundo, pero después de unos años de silencio, empezó a surgir la necesidad de música nueva, porque sufrió un proceso de agotamiento", opina el artista. "La gente que va a bailar está sumergida en un lugar muy repetitivo, todas las noches son iguales, no hay sorpresa", subraya. Para Libedinsky, "en la gente mayor está todo bien, pero los jóvenes necesitan un poco de acción". Sin embargo, advierte que "el tango electrónico ya no es una novedad, tiene 15, 16 o 17 años, entonces la industria de la música ya busca otras cosas como novedosas".

Para finalizar la entrevista, el músico señala que en los shows de Narcotango "hay mucha sensualidad, cierta expresión intimista y por momentos más festiva". Y suma: "No es un clima permanente. Invita al baile, no necesariamente en pareja; pueden ser grupales o el típico baile tanguero". ¿Cuál será el próximo paso?

Leandro Lutzky