El volcán hawaiano de Kilauea lleva activo desde hace ya un mes expulsando gran cantidad de magma y, sin embargo, no se ha cobrado la vida de ningún habitante del área. Mientras, la reciente erupción del Volcán de Fuego en Guatemala ya ha dejado un saldo de 70 muertos. ¿Cómo se explica esta diferencia en el nivel de daño humano causado por ambos fenómenos? La respuesta está relacionada con el tipo de material expulsado hacia la superficie en cada caso, informa el portal Mashable.
La erupción del volcán guatemalteco, ocurrida este 3 de junio, ha expulsado rápidas y abrasadoras avalanchas de escombros volcánicos. Cuando este tipo de erupciones, conocidas como flujos piroplásticos, son lo suficientemente grandes, pueden sepultar pueblos enteros en cuestión de instantes.
A diferencia de las corrientes de lava, que están compuestas de roca fundida y a menudo rezuman como un jarabe, los flujos piroplásticos son una mezcla caótica y candente de magma que ha salido disparada hacia la superficie y que se ha endurecido rápidamente hasta formar un rango de partículas que van desde ceniza volcánica hasta grandes rocas.
Avalancha asesina
Estas violentas corrientes pueden alcanzar los 1.000 grados centígrados y moverse a cientos de kilómetros por hora. Uno de sus efectos más mortíferos es que sofocan a las personas cercanas a la erupción, de modo que "la mayoría de la gente se asfixia" debido a que "el polvo obstruye la garganta", detalla el volcanólogo estadounidense Stanley Mertzman.
Por otra parte, los volcanes de Hawái no suelen entrar en erupción de manera explosiva como en el caso del Volcán del Fuego, el Vesubio (Italia) o el Monte Santa Helena (EE.UU.), llamados estratovolcanos. Así, el Kilauea no es capaz de expulsar corrientes tan poderosas y extremadamente rápidas como los flujos piroplásticos, ya que su magma no es tan espeso y pegajoso como el que hay en el interior de los estratovolcanos.
Un ingrediente explosivo
Asimismo, el magma que expulsan los volcanes explosivos es más rica en sílice, un compuesto de oxígeno y silicio que le da mayor densidad. "Mientras más alto sea el contenido de sílice, mayor será la explosividad del material", detalla Mertzman.
Por último, la lava de los volcanes de Hawái no llega a atrapar gran cantidad de gases, ya que estos pueden escapar fácilmente hacia la superficie. Mientras que la lava del Volcán de Fuego, siendo mucho más espeso, retiene y acumula los gases durante años o incluso décadas, hasta que la presión se incrementa de tal manera que se produce una erupción explosiva como la de esta semana.