El domingo 27 de mayo, Chelsea Manning, exsoldado y exanalista de Inteligencia del Ejército estadounidense, publicó dos tuits que parecían una amenaza de suicidio. En el primero lamentó haberle fallado a sus amigos y en otro subió la foto de unos pies sobre el alféizar de una ventana, como si fuera a saltar al vacío.
Ese mismo día, agentes de policía irrumpieron en su casa, con armas de fuego, como parte de una operación que se conoce como "control de bienestar", para atender a personas con problemas de salud mental en crisis.
Recientemente, con el permiso Manning, el portal The Intercept publicó un video de las imágenes captadas por dos cámaras de seguridad, en el que se observa el accionar de los uniformados del condado de Montgomery en Bethesda, Maryland, quienes entran a la vivienda con sus pistolas en mano como si se tratara de una redada.
En el video se ve cómo una agente llama a la puerta del departamento de Manning y cuando nadie responde, la oficial abre la cerradura y otros tres uniformados ingresan, con sus armas desenfundadas.
"Este es el aspecto de un estado policial, armas desenfundadas durante un control de bienestar", dijo Manning, quien no se encontraba en la vivienda, a The Intercept.
Estos controles —explica el portal— ocurren generalmente por llamadas de familiares o amigos preocupados por la salud de una persona, y fue el caso de Manning. Pero, con demasiada frecuencia, terminan con la policía dañando o incluso matando a la persona a la que fueron enviados para controlar.
Janus Cassandra, una amiga cercana de Manning, dijo que "si Chelsea hubiera estado en casa cuando estos policías llegaron con armas de fuego, ella estaría muerta".
Un día después del incidente, en la cuenta de Twitter de Manning apareció un mensaje que dice que ella se encuentra bien, está con amigos y se pide a los internautas que le dejen espacio.
Un accionar común
James Drylie, un exoficial de policía que enseña justicia criminal y escribió un libro sobre el denominado 'suicidio policial', dijo a The Intercept que el accionar policial no estuvo fuera de lo común.
Según cita el portal, en el 2017 al menos un 25% de los 987 asesinatos policiales fueron contra personas con enfermedades mentales.
En lo que va del 2018, la policía ha disparado y matado al menos a 64 personas que tenían tendencias suicidas u otros problemas de salud mental.