Los especialistas en tecnología advierten que los teléfonos móviles pueden 'escuchar' conversaciones privadas de sus dueños y enviar fragmentos de audios grabados de manera inadvertida a diversas aplicaciones y redes sociales, como Facebook e Instagram, para ofrecerles publicidad personalizada a los usuarios, informa el portal Vice.
En particular, esta opinión fue respaldada por Peter Hannay, consultor jefe de la empresa de ciberseguridad Asterisk y antiguo docente e investigador de la Universidad de Edith Cowan de Australia.
Palabras 'gatillo'
El experto destacó que los dispositivos pueden activarse y recoger información en caso de que el usuario pronuncie palabras clave que funcionan a modo de 'gatillo', de manera similar que los asistentes personales inteligentes se activan al oír frases como "hey Siri" u "okay Google".
Cada cierto tiempo, "porciones de audio son enviadas a los servidores" de las aplicaciones instaladas, aunque no existen versiones oficiales sobre las palabras clave que disparan esos procesos, precisó Hannay. Ya sea dependiendo del momento, la ubicación o el uso que le da el usuario, los programas aprovechan los permisos para activar el micrófono y recolectar datos y enviarlos de manera encriptada.
Avalados por la ley
Las redes sociales como Facebook e Instagram podrían servirse de miles de disparadores muy difíciles de averiguar, aunque desde las empresas niegan rotundamente el acceso no autorizado a conversaciones privadas, recuerda el experto. Hannay agrega que "tanto los términos de uso como la ley lo permiten", por que "no hay razón" para que las compañías no aprovecharan esta ventaja de mercadotecnia.
Para verificar esta posibilidad, el periodista de Vice repitió delante del dispositivo dos veces al día y durante cinco días frases como "estoy considerando regresar a la universidad" y "necesito camisas baratas para el trabajo". A la mañana siguiente de comenzado el experimento, asegura, la publicidad mostrada en su teléfono comenzó a incluir diversos cursos universitarios, así como marcas textiles que vendían prendas de ropa a precios rebajados. De esta manera, el autor concluyó que, lejos de ser una sospecha paranoica, la posibilidad planteada por Peter es una realidad.