Un macabro hallazgo revela dónde y cuándo se registró el primer caso de peste bubónica

Dos esqueletos de la Edad del Bronce hallados en Rusia contenían el genoma de la bacteria ancestral que generó las pandemias más mortíferas del Medievo.

Un reciente hallazgo hecho en un túmulo de la Edad del Bronce en la provincia rusa de Samara suma 1.000 años al primer caso comúnmente aceptado de peste bubónica, que habría ocurrido hace 2.900 años.

El cambio se debe a las excavaciones practicadas en el sitio arqueológico Mijáilovski II entre el 2015 y el 2016, cuando fueron extraídos dos esqueletos enterrados hace aproximadamente 3.800 años. Una osamenta masculina y otra femenina yacían juntas y su estado de conservación permitió identificar la enfermedad que los llevó a la tumba.

Fue la peste bubónica, según determinó un equipo integrado por expertos de la Universidad Federal de Kazán (Rusia) y el Instituto Max Planck para la Ciencia de Historia Humana (Alemania). La cepa no solo fue reconocida por su ADN, sino que este fue secuenciado.

Los científicos comparten los resultados en el sitio web de la mencionada universidad rusa y también en un artículo que publicó este viernes la revista Nature.

Precursor de la muerte negra

La secuenciación estableció que los dos difuntos del mencionado sitio murieron víctima de la bacteria Yersinia pestis, directamente ancestral a la que generó la plaga de Justiniano en el Imperio bizantino del siglo VI y posteriormente la muerte negra en toda Europa en el XIV y la peste china del siglo XIX.

Dichos brotes tenían a las pulgas como el "vector principal" de la transmisión infecciosa, explicó la biólogo Rezedá Tujbátova. El caso aislado de Samara también tenía "todas las propiedades genéticas para la transmisión eficaz a los roedores, los humanos y otros mamíferos".

Todos los casos previamente conocidos de la cepa de la peste en la Edad del Bronce genéticamente no tenían nada que ver con las posteriores pandemias. La evidencia más temprana del bacilo mortal con capacidades epidémicas se remontaba al siglo IX a.C. y fue recogida en Armenia, según los estudios previos al descubrimiento.