La industria automotriz mexicana atraviesa momentos difíciles. La imposición de aranceles al aluminio y al acero, decidida por EE.UU., la llevó a una doble situación crítica: las reservas de materia prima solamente le alcanzarán para 60 días y, además, podría verse obligada a trasladar los aumentos a los precios de los vehículos, publicó La Razón.
La situación fue descrita por el director general de la proveeduría de información automotriz de México, Gerardo San Román, quien detalló que esperan que la variación impositiva determinada por Donald Trump sea temporal. En ese caso, cuando el stock se acabe y deban empezar a producir, el costo, en principio, será absorbido por la industria. Por lo menos, durante un tiempo.
Distinta será la situación si los aranceles continúan. "En cuanto vean que la medida se quede, inmediatamente van a tener que incrementar el costo para nivelar los márgenes y eso va a tener que llegar al cliente final", agregó San Román, quien detalló que lo mismo ocurrirá "si el cliente final está en EE.UU. o Canadá".
En el mismo sentido, expresó: "Ya en 2019 -luego de que asuma el próximo presidente mexicano- veremos cómo quedan las cosas, pero si queda el arancel, nos va a pegar a todos".
Y es que, finalmente, el incremento de los costos golpea a toda la cadena de producción, desde el fabricante de autopartes, que provee la materia prima, hasta quienes producen los vehículos y luego aquellos que los compran.