El popular cantante británico Robbie Williams afronta duras críticas de algunos de sus compatriotas por su decisión de participar en la ceremonia de apertura del Mundial de Rusia 2018.
Mientras que Williams dice sentirse entusiasmado ante el cumplimiento de un "sueño de la infancia" y por su participación en el "inolvidable" evento que tendrá lugar este jueves en el estadio de Luzhnikí de la capital rusa, Bill Browder, director ejecutivo del fondo de inversiones Hermitage Capital, ha acusado al músico de "vender el alma a un dictador".
"Hay muchas maneras de hacer dinero, pero vender tu alma a un dictador no debería ser una de ellas. Qué vergüenza", escribió Browder en su cuenta de Twitter, defendiendo que su mensaje iba "en nombre de Serguéi Magnitski, Boris Nemtsov, Anna Politkóvskaya, Natalia Estemírova, las víctimas del MH17 y 10.000 soldados ucranianos muertos".
Browder no fue el único en aprovechar el evento de importancia mundial para reprochar a Williams y manifestar sus críticas hacia el Gobierno ruso. El parlamentario británico Stephen Doughty afirmó en declaraciones recogidas por The Guardian que "es sorprendente y decepcionante escuchar que un artista británico tan grande como Robbie Williams, un aliado de las campañas de derechos humanos y la comunidad LGBT, aparentemente haya aceptado ser pagado por Rusia y la FIFA para cantar en la apertura de la Copa del Mundo".
El parlamentario John Woodcock también condenó al artista y vinculó el Mundial de Rusia 2018 con las acusaciones sin pruebas del Gobierno británico sobre una supuesta involucración de Moscú en el caso Skripal.
"Todos queremos apoyar a la selección inglesa, pero Robbie Williams le entrega a Vladímir Putin una exitosa publicidad al participar en la ceremonia de apertura del paria matón meses después de que Rusia perpetrara un ataque químico en territorio inglés", declaró Woodstock.
Mientras los críticos de la política del Kremlin buscan denigrar la celebración del Mundial 2018 en Rusia, los verdaderos amantes del fútbol esperan con ansiedad el mayor evento deportivo de este verano. En vez de mezclar la política con el deporte, estos días numerosos hinchas de distintos rincones del mundo siguen sembrando en Rusia la fiebre mundialista.