Una investigación en la que han participado casi 500.000 habitantes de Reino Unido ha concluido que el sentimiento de soledad o el deseo de socializar tienen una determinación genética, según publicada la revista Nature.
"Solemos pensar que la soledad solo viene impulsada por nuestro entorno y las experiencias vitales, pero este estudio demuestra que los genes pueden jugar su papel", ha explicado John Perry, profesor de la Universidad de Cambridge y miembro del equipo que identificó 15 patrones genéticos vinculados con esta cuestión.
Tras evaluar a 487.647 personas, esos investigadores asociaron este problema con la obesidad porque sentirse solo puede llevar a comer en exceso, con lo que estiman que resultaría apropiado abordar el asunto de manera conjunta y reducir ambas circunstancias.
Esto podría ayudar a una de cada cuatro personas mayores de 65 años en territorio británico que se sienten solas, cuya situación está relacionada con su posible muerte prematura.
Una combinación de factores
Los científicos estimaron que los genes son responsables de la tendencia a sentir soledad en un 4 % o 5% y vincularon 13 patrones genéticos con las preferencias de ir a un bar, seis con el deseo de ir al gimnasio y 18 con la asistencia a grupos religiosos.
Por último, comprobaron que existen superposiciones genéticas entre la soledad y otros trastornos, como la depresión y los problemas cardiovasculares, que pueden aumentar el riesgo a que las personas se sientan solas.