Modifican la inmunoterapia para que no solo pueda con el cáncer, sino con las bacterias más letales
Un grupo de científicos estadounidenses ha desarrollado una manera de etiquetar con pequeñas moléculas las bacterias gramnegativas patógenas para el ser humano, algo que facilita su destrucción. El problema que afronta la medicina hasta el momento es que esta clase de microbios cuenta con una capa adicional de protección a su alrededor y el nuevo invento abre un camino para superarla.
El artículo sobre el trabajo del equipo, que publicó este 5 de julio la revista Cell Chemical Biology, detalla que probaron su método en Escherichia coli y Pseudomonas aeruginosa, dos de las bacterias más letales y difíciles de destruir. Las moléculas para posarse sobre las superficies de las células bacterianas con el fin de hacerlas proclives al impacto del sistema inmune habían sido derivadas de un antibiótico de origen natural: la polimixina B.
"Para atacar estas bacterias recurrimos a una especie antigua de antibióticos conocida como 'colistina'", explicó Marcos Pirese, microbiólogo de la Universidad de Lehigh. Recordó que se trata de un antibiótico "de último recurso" y dijo que el grupo lo modificó y obtuvo "un compuesto que mata directamente a las bacterias y al mismo tiempo induce una respuesta inmune".
Los experimentos partieron del desafío de la inmunoterapia moderna, que aprovecha el propio sistema inmune del cuerpo humano hasta para neutralizar a las células cancerosas. Si ya hace eso, recoge el sitio web Phys.org, ¿por qué no intentar activar este sistema para luchar contra las bacterias mortales? Efectivamente, los científicos observaron una disminución significativa en el número de bacterias vivas cuando aplicaron su método de tratamiento en suero humano real.
Los científicos creen que después de comprobar 'in vitro' la eficacia de la molécula obtenida para eliminar las peligrosas bacterias "existe un gran potencial para las pruebas en vivo", es decir, en pacientes con enfermedades provocadas por estos microorganismos. Está todavía por confirmar si el modelo elaborado funciona en el propio sistema inmune humano.