Varios legisladores republicanos han expresado un fuerte rechazo a la petición demócrata de citar a la traductora del presidente estadounidense, Donald Trump, para que revele los detalles de la cumbre de Helsinki.
El senador Lindsey Graham, un crítico frecuente del presidente, afirmó estar "absolutamente en contra" de apoyar que la intérprete, identificada como Marina Gross, testifique ante el Congreso, vaticinando que esa sería "la última vez que un líder foráneo se reúna con un presidente de EE.UU. en privado".
"No puedo imaginarme cómo afectaría esto a los futuros presidentes en términos de su capacidad para hablar con los líderes extranjeros", indicó Graham a Politico. Bob Corker, otro crítico de Trump, concordó también en que citar a la intérprete y exigirle sus notas escritas sentaría un mal precedente.
"Si vamos a comenzar a requerir las notas de los traductores, creo que estamos avanzando hacia un precedente que, a menos de que se haya cometido algún crimen, no tiene precedentes y no es apropiado", cita Foreign Policy a Corker.
Dimitri Zarechniak, el traductor del expresidente estadounidense Ronald Reagan, también se ha pronunciado al respecto.
"Nunca antes me había encontrado con este tipo de intención, de llamar a un intérprete al Congreso", afirmó Zarechniak, que durante años trabajó como traductor para el Departamento de Estado de EE.UU. "Creo que esto es en general indignante", indicó a RIA Novosti.
Tras la reunión del pasado lunes entre Trump y el presidente ruso, Vladímir Putin —en la que los líderes solo estuvieron acompañados por sus intérpretes—, los demócratas insinuaron que no se podía confiar en el mandatario estadounidense y exigieron que su intérprete relatara lo que pasó en el encuentro de dos horas.