Insólitos cristales azules en un meteorito revelan la 'infancia' inquieta del Sol

Los pequeñas partículas retienen gases nobles que se acumularon mientras estaban expuestas a una fuerte irradiación que solo fue posible en la época temprana del Sistema solar, creen los científicos.

Millones de años antes de que se consolidara la Tierra, su estrella —el Sol— vivió una fase hiperactiva, afirma un grupo de científicos estadounidense-suizo. Los estudiosos comparan esa época del ciclo estelar con la infancia inquieta de los hijos y citan una prueba contundente de que el Sol no era hace 4.600 millones de años tal como lo conocemos.

Los comienzos del Sol siguen siendo un misterio para los astrónomos. Puesto que es más antiguo que nuestro planeta, es difícil encontrar objetos o materiales que fueran testigos de aquellos primeros años y portaran registros químicos de ese Sol primitivo. Sin embargo, los investigadores han encontrado lo que buscaban en el meteorito Murchison, que cayó en Australia en septiembre de 1969.

Se trata de unos pequeños cristales azules, diseminados en los fragmentos disponibles del meteorito. Según detalla un artículo publicado en el sitio web Astronomy, estos filamentos tienen un grosor comparable con el del cabello humano. Los científicos identificaron el mineral del que están compuestos como hibonita y determinaron que sus muestras son ricas en helio y neón: algo que atribuyen al "bombardeo" de toneladas de partículas de alta energía provenientes del "niño" Sol.

Más viejos que la Tierra

El Sol era muy activo en sus primeros años de vida, y emitía más partículas cargadas de lo que suelen hacer las estrellas durante la mayor parte de su vida. Uno de los investigadores, el profesor Philipp Heck, de la Universidad de Chicago, destacó que las muestras disponibles de hibonita son en el planeta una de las pocas cosas lo bastante antiguas para intentar descubrir cómo era realmente la actividad temprana del Sol.

Los científicos creen que esos cristales probablemente se cuenten entre los minerales de más temprana formación dentro el sistema solar, y que aparecieron incluso antes de que lo hiciera la Tierra, hace aproximadamente 4.500 millones de años. Otro miembro del equipo, Levke Koop, destacó que algo cambió en las condiciones de la irradiación cuando estos cristales ya existían.

"Por alguna razón, la hibonita fue irradiada, pero los materiales conformados más tarde no", dijo, admitiendo que desconoce la razón. Los cristales pudieron retener los gases nobles altamente volátiles que se habían producido bajo efectos de un Sol hiperactivo.

Los resultados completos del estudio fueron descritos en un artículo científico que publicó el 30 de julio la revista Nature Astronomy.

Según su hipótesis, en su primera época (antes de que se conformaran los planetas) el Sistema solar estaba compuesto por el Sol y un enorme disco de gas y polvo que giraba en espiral a su alrededor. Los primeros minerales se fusionaron bajo temperaturas comprendidas entre 815 y 1.480 grados Celsius. En comparación, Venus, el planeta más caliente de nuestro entorno, tiene en su superficie temperaturas lo suficientemente altas como para derretir el plomo, pero se trata de una media de 466 grados.