Tras vaticinar una hambruna en la península coreana, en 2014 la pastora de la iglesia Grace Road de la ciudad de Gwacheon llevó a unos 400 fieles rumbo a las islas Fiyi. Allí, los encerró y torturó, por lo que finalmente fue detenida la semana pasada en el Aeropuerto Internacional de Incheon, en Seúl, junto a otros tres miembros de su feligresía, reseñó AFP.
"La pastora Shin y los otros tres individuos enfrentan cargos de uso de violencia para obligar a sus devotos a permanecer en Fiyi", declaró un oficial de Policía surcoreana a la agencia.
La investigación contra Shin Ok-ju comenzó cuando una de sus víctimas logró escapar y advertir a las autoridades sobre los procedimientos de la religiosa surcoreana y de los demás líderes de la iglesia.
A partir de ese testimonio, se pudo comprobar que unos 400 feligreses habían sido llevados al país oceánico, donde les sacaron los pasaportes y fueron obligados a vivir en una pequeña comunidad bajo el control de un grupo de guardias.
Allí comenzaron los castigos. Según trascendió, para evitar la ira de Dios tenían que participar de violentos rituales en los que debían pegarse. "Un hijo tuvo que golpear más de cien veces a su padre en un ritual", reveló un exmiembro de la iglesia.
Tan violentas eran esas situaciones que uno de los seguidores de Shin sufrió daño cerebral.
Otro caso
Esta no fue la única lesión grave sufrida por los fieles. En 2014, la pastora fue demandada en seis millones de dólares por un hombre de 27 años, oriundo de Brooklyn (EE.UU.), a quien Shin intentó curarle la esquizofrenia a través de un ritual de sanación en el que lo ató fuertemente con cinta adhesiva y lo dejó inmovilizado durante diez días.
En consecuencia, se le produjo una gangrena que obligó a amputarle una pierna.