Cuando el ejército de la Alemania nazi se acercaba a Moscú en octubre de 1941, la Unión Soviética tomó la decisión de trasladar el Gobierno desde la capital a la ciudad que hoy se conoce como Samara. Ahí decidieron construir un búnker para el entonces mandatario Iósif Stalin, ubicado a 37 metros de profundidad.
Localizado en el corazón de la ciudad, el refugio fue un secreto absoluto hasta que su existencia salió a la luz en 1990, y hoy en día es uno de los museos más populares de Samara. RT ha descendido 12 pisos bajo tierra hasta el búnker de Stalin.
"El 24 de febrero de 1942 comenzó la excavación, y se construyó en tan solo nueve meses totalmente a mano por solo 597 personas", relata Anatoli Soluyánov, actual director del búnker.
Equipado con ascensores, cuenta con una sala de reuniones para más de veinte personas, al lado de una habitación personal para Stalin, donde se podía vivir de forma autónoma por más de cinco días. Sin embargo, según datos oficiales, el líder no estuvo nunca en el búnker, ya que nunca abandonó Moscú durante las hostilidades.
Soluyánov señala que, si Moscú hubiera sido tomada por los enemigos, la gestión de las operaciones militares se habría llevado a cabo desde las orillas del río Volga, donde se sitúa Samara, potencialmente desde este búnker.