La Fuerza Aérea de EE.UU. ha cerrado un contrato de 480 millones de dólares para que la compañía Lockheed Martin diseñe, pruebe y produzca un segundo prototipo de misil hipersónico cuyo nombre oficial es AGM-183A.
Esa Arma de Respuesta Rápida de Lanzamiento Aéreo (ARRW, por sus siglas en inglés) utilizará un cohete para impulsar proyectiles a enormes altitudes, desde donde las ojivas caerían a velocidades de Mach 20.
Este es uno de los dos proyectos hipersónicos de la Fuerza Aérea estadounidense. A principios de este año, ya otorgó a Lockheed Martin un contrato de 928 millones para que desarrollara el Arma de Ataque Convencional Hipersónica (HCSW).
Con estas iniciativas, Washington desea ganar terreno "en la era de la gran competencia de poder", después de los éxitos de Rusia en el desarrollo de estas armas.
"Competencia de poder"
De hecho, el Pentágono, la Agencia de Defensa Antimisiles, la Fuerza Aérea y la Marina de EE.UU. han acordado cooperar en el desarrollo de tecnologías hipersónicas de vanguardia.
"El equipo conjunto requiere la combinación correcta de capacidades ágiles para competir, disuadir y ganar tanto en la competencia como en el conflicto", manifestó el jefe del Estado Mayor de la Fuerza Aérea estadounidense, el general David L. Goldfein.
Por detrás de Rusia
Los proyectos de misiles hipersónicos avanzados de Rusia, algunos de los cuales ya están en servicio, otorgarán a Moscú un elemento de disuasión inigualable en el futuro. Uno de los proyectiles que ya se presentó fue el Kinzhal aire-superficie, 10 veces más rápido que la velocidad del sonido.
Otro ejemplo es el misil intercontinental Avangard, capaz de superar Mach 20 y volar en capas densas de la atmósfera y cuyas ojivas nucleares tendrán una potencia equiparable a dos megatones de TNT. Estos proyectiles, con base en silos y todavía en fase de pruebas, son invulnerables a cualquier sistema de defensa antiaérea y antimisiles.