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Finaliza el rescate de Grecia: ¿se acabó la austeridad?

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Las medidas de austeridad aumentaron el paro, disminuyeron el poder adquisitivo de los trabajadores y empeoraron el estado de bienestar griego.
Finaliza el rescate de Grecia: ¿se acabó la austeridad?

Este lunes Grecia ha salido por fin de su último rescate, el tercero desde que comenzara la crisis. Los ocho años de austeridad impuestos por la Troika han dejado un estado de bienestar disminuido que costará años recuperar. A pesar de que finaliza este programa, el país heleno permanecerá aún varios años bajo supervisión de las instituciones internacionales. Grecia fue el primer país europeo que recurrió a este tipo de mecanismos.

Entre 2010 y 2018 la Unión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional prestaron a Grecia un total de 288.700 millones de euros a lo largo de tres rescates. El primero de ellos tuvo lugar en 2010, el segundo en 2012 y el tercero, el que acaba este 20 de agosto, comenzó en 2015.

Euros a cambio de reformas

Las ayudas económicas que se emplearon principalmente para rescatar a los bancos griegos y europeos y para asegurar el pago de la deuda del país, exigieron a cambio grandes reformas económicas, lo que se conoció como programas de "austeridad".

El resultado de esa implementación ha supuesto una ligera mejora en sus datos macroeconómicos: el país comienza a crecer (por primera vez en 2017 desde el inicio de su crisis en 2009) y se espera que continúe haciéndolo en 2018 y 2019, y la tasa de desempleo comienza a descender, aunque aún se mantiene por encima del 20%.

Lo cierto es que las reformas exigidas por la Troika supusieron un duro esfuerzo para el pueblo griego. La reducción del déficit exigía grandes recortes en el gasto social del Estado. Una de las más graves consecuencias de esta contracción del Estado fue la dramática elevación de la tasa de desempleo. Si en 2009 el número de desempleados representaba el 9,6% de la población activa, en 2013 llegó a alcanzar a más de la cuarta parte, el 27,5%. Aunque desde entonces el número de parados comenzó a descender, en 2017 todavía suponía el 21,5%.

Protestas y referéndum

El inicio de la crisis griega coincidió con la crisis europea, pero se vio agravado por las circunstancias particulares del país, sobre todo tras el escándalo que supuso la revelación de que el Estado había estado ocultando, con ayuda de Goldman and Sachs, enormes cantidades de deuda.

El aumento de la prima de riesgo dio lugar al primer rescate en 2010. Desde entonces y hasta la fecha la población local ha visto como su nivel de vida empeoraba notablemente. Miles de funcionarios fueron despedidos, se redujo el salario mínimo en más de un 20%, se procedió a privatizaciones, se aumentaron los impuestos y se desreguló el sector privado.

Si en 2012 el salario mínimo era de 876,62 euros, de 2013 a 2015 se quedó congelado en 683,76 euros, según datos de Eurostat, una cantidad que se mantiene en la actualidad. Si el gasto en salud en 2009 era de 22.490 millones de euros, tras un recorte del 35%, en 2016 se situaba en 14.727 millones. Si en 2009 las personas que se encontraban en riesgo de pobreza o de exclusión social eran el 27,6% de la población, en 2014 llegaron a ser el 36% y hoy en día la cifra no ha bajado del 34%. El empleo se resintió enormemente y casi todos los indicadores de bienestar se han visto afectados.

Estas medidas implementadas por el Estado griego han estado acompañadas de la contestación en las calles. Han sido en este tiempo numerosísimas las manifestaciones de protesta y las huelgas generales. Incluso los griegos han podido votar en un referéndum si apoyaban el último programa de rescate, a lo que respondieron con un 'no' masivo, que finalmente no se tuvo en cuenta.

Acompañando la crisis económica con la crisis política

Desde el comienzo de la crisis, Grecia ha estado inmersa en una inestabilidad política. El primer ministro Yorgos Papandreu, que había ganado las elecciones de 2009 y que destapó el falseamiento de cuentas de los anteriores Gobiernos, dimitió en noviembre de 2011 después de cesar a la cúpula militar por miedo a un golpe de Estado y de haber solicitado el primer rescate financiero.

Tras el segundo rescate, en 2012, los griegos enfrentaron dos elecciones generales: las de mayo no consiguieron formar Gobierno, y tras la repetición de comicios en junio, Antoni Samaras fue elegido nuevo primer ministro, encargándose de las primeras negociaciones que desembocarían en el tercer rescate.

Fue Alexis Tsipras quien tras ganar las elecciones de 2015 y liderar el Gobierno griego convocó un referéndum en el que la ciudadanía rechazó las condiciones impuestas para el tercer rescate. Finalmente, acabó aceptando el rescate, con durísimas condiciones, y tuvo que decretar un corralito bancario que hizo que los bancos permanecieran cerrados y que cada persona solo pudiera sacar un máximo de 60 euros al día para evitar la fuga de capitales. Tuvo que hacer frente también a la división dentro de su Ejecutivo, que se saldó con la destitución de aquellos ministros que habían votado en contra del rescate.

Las mejoras que celebran los organismos internacionales

Por el momento, el Gobierno griego afirma que sus necesidades de financiación están cubiertas hasta 2022 y comienza a planear su regreso a los mercados de capitales, de donde fue expulsado en 2010, cuando su prima de riesgo (diferencia de interés con el bono alemán) se situó en niveles inasumibles.

El ministro de Estado y portavoz del Gobierno, Dimitris Tzanakopoulus, ha afirmado que "a partir de mañana vamos a una nueva fase para la economía griega, la sociedad y el país en su conjunto".

Las mejoras macroeconómicas, que por las cifras parecen modestas, las ha resumido el Mecanismo Europeo de Estabilidad (ESM):

  • El déficit del Estado ha bajado del 15,1% en 2009 a un superávit del 0,8% en 2017.
  • Recapitalización bancaria y reducción de préstamos morosos.
  • 24.000 millones de euros en caja para hacer frente a las necesidades financieras de los próximos 22 meses.

 

Por su parte, el presidente del Eurogrupo, Mario Centeno, aseguró que "Grecia está ahora en una posición en la que puede disfrutar completamente de su pertenencia a la zona euro, respetando las mismas reglas que cualquier otro país del euro". 

Algo más cauto se mostró el Comisario europeo de Asuntos Económicos y Financieros, Pierre Moscovici, que reconoció que "la realidad sobre el terreno sigue siendo difícil". "El tiempo de la austeridad ha terminado, pero el final del programa no es el final del camino de la reformas", añadió.

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