'Electrosmog' "es la contaminación electromagnética que se emana de todas las tecnologías que estamos usando hoy en día" y la gente "la está sufriendo silenciosamente", define Joaquín Machado, de la empresa de nanotecnología y evaluaciones ambientales Noxtak.
Machado señala que desde "el nacimiento de la electricidad hasta las telecomunicaciones siempre ha habido 'electrosmog'", la diferencia radica en la intensidad. Explica que en el siglo XX "nuestras casas tenían un solo televisor, esas señales y las de radio no eran tan abundantes como ahora, y no existían los teléfonos celulares".
Ahora, con la telefonía celular, con los sistemas de conectividad bluetooth, y "todas estas cosas que se están volviendo como más inteligentes, incluyendo los electrodomésticos, como las neveras, tenemos ambientes que están llenos de señales microondas, de WiFi y de telefonía móvil por doquier", dice.
Ondas potencialmente cancerígenas
Justamente cuando nació la telefonía celular comenzaron las dudas en algunos campos sociales sobre si haría daño a la salud.
Esas preocupaciones llevaron a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a lanzar, en 1996, el Proyecto Internacional sobre los Campos Electromagnéticos (CEM) "para evaluar las pruebas científicas de los posibles efectos sobre la salud de los CEM", fomentar "las investigaciones dirigidas a rellenar importantes lagunas de conocimiento y a facilitar el desarrollo de normas aceptables internacionalmente que limiten la exposición a CEM", señala el organismo.
En 2011, 15 años después de creado el proyecto y cuando la tecnología avanzó a pasos agigantados, la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés), que forma parte de la OMS, emitió el boletín 208, del 31 de mayo de ese año, en el que informaron que, un equipo de trabajo de 31 científicos de 14 países, llegaron a la conclusión de que las señales de radiofrecuencia y microondas de las telecomunicaciones son potencialmente cancerígenas para el ser humano y le dieron la clasificaron dentro del Grupo 2B, que significa que es algo que incrementa el riesgo de cáncer, no lo causa de inmediato, sino por acumulación.
Fragmentación del ADN
Machado dice que "hoy, siete años después de esa publicación de la OMS, se dice que el cáncer es el menor riesgo del 'electrosmog', en términos de salud".
"El mayor riesgo es algo que se conoce como la fragmentación del ADN", afirma y señala que como consecuencia de ello "hay una cantidad de problemas inmunológicos"; es decir, se debilita "el sistema inmune".
En 2017, el Centro Nacional para la Información Biotecnológica (NCBI, por sus siglas en inglés), que forma parte de la Biblioteca Nacional de Medicina de EE.UU., publicó un estudio, hecho a ratas expuestas a radiaciones de WiFi. La conclusión fue que "el análisis genómico confirmó el daño en el ADN debido a la toxicidad de la radiación", además de "importantes alteraciones nocivas en los tejidos cerebrales de los animales".
Asociado a esa fragmentación del ADN, dice Machado, "se ha observado pérdida de la densidad ósea en la cadera, porque como tenemos los celulares en los bolsillos, sobre todo los hombres, esas emisiones o impulsos electromagnéticos van desgastando".
La OMS —añade el especialista— toma el 'electrosmog' como un "problema ambiental", que no está causando las enfermedades, "lo que está es incrementando o agudizando el nivel de presencia de enfermedades".
Pérdida de la fertilidad
A mediano plazo —señala Machado— el 'electrosmog' causa "pérdida de la fertilidad".
"En el caso del hombre provoca la disminución de la movilidad de los espermatozoides y en las mujeres genera una cantidad de endurecimiento del vientre, problemas en los ovarios, que al final se derivan en infertilidad", dice Machado.
Otro estudio del NCBI señala que las consecuencias en el sistema reproductivo, por la exposición a los campos electromagnéticos, incluye la alteración de "las hormonas endocrinas reproductivas y la función gonadal"; pero, además, afecta "el desarrollo embrionario, el embarazo y el desarrollo fetal".
Hipersensibilidad electromagnética
Hay un tercer elemento o consecuencia del 'electrosmog', que es la hipersensibilidad electromagnética o electrohipersensibilidad, "un síndrome, como una reacción alérgica a un ambiente hostil", explica Machado.
Para poder entender la hipersensibilidad, el especialista recuerda que "nuestro cuerpo funciona con electricidad […] lo que llamaríamos una electricidad de corriente directa, es lineal, hay una sola polaridad". En cambio, "la electricidad que usamos normalmente, la de las corrientes alternas que está en las paredes, y de la cual tomamos, es una que cambia la polaridad continuamente".
"La corriente alterna está en todas las edificaciones, los cableados de alta tensión, en todas partes, las señales de microondas se meten dentro del cableado de los campos que van alrededor de la corriente y se crea algo que se llama la electricidad sucia, esto hace que las señales microondas desajusten los balances electromagnéticos en toda la corriente", explica Machado.
Como consecuencia, "el cuerpo se ve expuesto a esto, como una agresión, y no puede procesarlo" y, entonces, "hay cuerpos que genéticamente reaccionan adversamente con dolor, de cabeza, por ejemplo, sin causa aparente, punzadas en el cuello o, de repente, distintos dolores en varias partes de las piernas, de las extremidades".
Según Machado, "la gente a veces está padeciendo electrohipersensibilidad y no lo sabe". Señala que suele confundirse con fibromialgia, ya que "son similares los síntomas porque hay una expansión de dolor de repente masivo que le llega a la persona y no saben por qué".
La electrohipersensibilidad, además, "inhibe la producción de melatonina en el cerebro, cuando las personas están acostadas, durmiendo e inhibe la capacidad del cerebro de bajar la frecuencia cerebral a un nivel que le permita restaurarse, es decir, un sueño profundo". Eso hace que la persona no pueda dormir bien y hay unas cantidades de funciones biológicas que no se cumplen.
Al cabo de un mes, "se deriva en fatiga", dice Machado, quien indica que en medicina se le conoce como "el síndrome del estrés", que en este caso es "estrés eléctrico".
De acuerdo al experto, los niños, debido a que su cuerpo está en desarrollo, son más sensibles a absorber la radiación que emiten los equipos tecnológicos, "hasta cinco veces más que en el caso de los adultos".
5G agravará la situación
"Dentro de unos tres años, el 'electrosmog' va a tener que ser controlado, lo queramos o no", enfatiza Machado. Señala que la razón es porque se estima que en 2021 esté en acción la red móvil 5G.
Para la 5G, dice, "las celdas de las redes tienen que estar muy cerca, entonces, al aumentar las celdas aumenta el nivel de señales y el tráfico de llamadas y de información, de voz, datos, video".
Pone como ejemplo que "con 5G vamos a tener en un celular lo equivalente a 50 teléfonos de ahora, por ende, aumenta la contaminación que va a producir un 'smartphone', porque está trabajando en una frecuencia muy alta".
"Filtrar la contaminación electromagnética"
El CEO de Noxtak señala que "es imposible huir de la tecnología", además que resulta "impráctico e inviable, porque retrasaría el progreso social y comercial".
La solución —señala— es "filtrar la contaminación electromagnética". Por ejemplo, esta empresa elabora unas filminas, con su nanotecnología, que ayudan a este proceso; algunas pueden ser colocadas debajo del router del hogar o la empresa, e incluso, otro de sus productos se puede enchufar "en la corriente y limpia todo el sistema eléctrico". También, buscan que esas filminas las incorporen las empresas de tecnología en sus equipos, al momento de ensamblarlos.
De acuerdo al especialista, la solución debe ser más amplia y es una tarea mancomunada, que involucra "políticas gubernamentales cooperando con políticas corporativas".
Mientras, Machado ofrece algunas recomendaciones prácticas a tener en cuenta para disminuir la exposición a los campos electromagnéticos: evitar exceso de conexiones eléctricas alrededor de la cama, usar equipos cableados eléctricos de calidad y observar que posean entrada a tierra, no dormir con el televisor encendido, evitar hablar por celular en exceso y no ubicarlo debajo de la almohada al momento de dormir, no colocar dispositivos encendidos junto a los órganos sexuales, entre otras.
Edgar Romero G.