De acuerdo con la información obtenida por Woodward, el jefe de Gabinete de la Casa Blanca, John F. Kelly, frecuentemente perdía los estribos ante el comportamiento de Trump y lo calificó de "desquiciado".
"Es un idiota. No tiene sentido tratar de convencerlo de algo. Se ha descarrilado. Estamos en Crazytown ["una ciudad loca"], supuestamente aseveró Kelly en una reunión de personal en su oficina. "Ni siquiera sé por qué estamos aquí. Este es el peor trabajo que he tenido", habría dicho.
"El taller del diablo"
Según Woodward, Reince Priebus, predecesor de Kelly, apodó al dormitorio presidencial, donde Trump mira obsesivamente noticias por cable y tuitea sin parar "el taller del diablo". Asimismo, calificó de "la hora de las brujas" a las mañanas y los domingos por la noche, cuando el presidente suele emprender sus "tormentas de tuits".
Robando documentos del escritorio de Trump
De acuerdo con el libro, el exasesor económico de Trump, Gary Cohn, una vez vio un borrador de carta en el escritorio de la Oficina Oval que aparentemente establecía retirar a EE.UU. de un acuerdo comercial con Corea del Sur. "Lo robé de su escritorio", le dijo Cohn a un asociado, supuestamente aterrorizado de que Trump lo firmara. "Nunca va a ver ese documento. Tuve que proteger el país", habría añadido.
El exsecretario de personal Rob Porter, que manejó el flujo de documentos presidenciales, supuestamente utilizó tácticas similares en varias ocasiones.
Donald Trump calificó las citas e historias recopiladas en el libro como "fraudes inventados para estafar al público". Kelly, por su parte, negó firmemente las acusaciones, descartando el capítulo sobre él como una "tontería absoluta".