A finales de agosto, Alemania entregó durante una ceremonia religiosa al Gobierno de Namibia los restos de 27 personas que fueron víctimas de estos eventos sangrientos. La ceremonia provocó protestas de defensores de los derechos humanos y representantes de los pueblos aborígenes de Namibia. No están contentos con que Alemania haya reconocido recién en los últimos años el hecho del genocidio y se niegue a pagar una indemnización a los descendientes de las víctimas.
La polémica ceremonia
El 29 de agosto en la catedral francesa en el centro de Berlín se realizó una ceremonia para transferir los huesos de los namibios asesinados por los alemanes a la delegación gubernamental del país sudafricano. Se trata de la tercera ceremonia de este tipo: las dos primeras tuvieron lugar en 2011 y en 2014.
A principios de agosto se supo que varios líderes de las tribus herero y nama no figuraban en la lista de invitados, en particular, el abogado Vekuii Rukoro y la diputada Ida Hoffmann, de acuerdo con Deutche Welle. Ambos, a diferencia de los miembros del Gobierno de Namibia, toman una postura dura hacia Alemania y demandan a Berlín que se disculpe oficialmente por el genocidio y pague una indemnización a los descendientes de las víctimas.
Finalmente, los activistas fueron incluidos en la delegación, y a Rukoro incluso se les permitió hablar durante el servicio, aunque solo le dieron tres minutos y, según él, se le prohibió usar el término "genocidio".
Víctimas del genocidio
El territorio de Namibia fue parte del Imperio Alemán de 1890 a 1915. En 1904, privados de sus tierras y su ganado, los herero se rebelaron contra los colonos alemanes. El gobernador militar de la colonia, Lothar von Trotha, en respuesta al levantamiento de los aborígenes ordenó exterminar las tribus herero y nama. Según diversas estimaciones, entre 70.000 y 80.000 personas fueron víctimas del genocidio (aproximadamente el 50 % o 70 % del total de la población herero, y el 50 % del total de la población namaqua).
Aunque el káiser Guillermo II de Alemania condecoró al gobernador por la represión de la rebelión, deliberadamente se negó a aceptar al 'héroe' a causa de su excesiva crueldad. Bajo el régimen nazi, Von Trotha, por el contrario, fue venerado. En su honor se nombró una de las calles de Múnich. Pero en 2006, su nombre fue cambiado por calle Herero.
Experimentos raciales y colecciones privadas
Los huesos humanos de los africanos tenían una gran demanda en Europa a principios del siglo XX. Fueron comprados por museos y científicos, que llevaban a cabo 'experimentos raciales'. Especialmente populares eran los cráneos: mediante el estudio de la estructura de la cabeza, los biólogos de aquella época pretendían encontrar evidencia científica de la superioridad de la raza blanca.
A menudo, los restos humanos decoraban las casas de coleccionistas privados.
La mayor parte de los restos de los namibios asesinados por los alemanes fueron almacenados todo el tiempo en la clínica universitaria berlinesa Charité, así como en varios hospitales y museos de Alemania. Solo los depósitos de los museos de Berlín, según cálculos aproximados, pueden contener todavía hasta 11.000 huesos. En su mayor parte no están catalogados, por lo que evaluar el número exacto de personas y reconocer los restos de cada uno es extremadamente difícil.
Alemania se niega a pagar indemnizaciones
El Gobierno de Alemania durante mucho tiempo se negó a reconocer el propio hecho del genocidio, es decir, asesinatos masivos deliberados. Recién en 2004, las autoridades alemanas pidieron disculpas oficiales por estos acontecimientos. En 2012, el Gobierno de la República Federal de Alemania insistió en que los homicidios de las tribus herero y nama no eran genocidio. Por primera vez, esta palabra fue utilizada por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Alemania en 2015. Más tarde apareció en documentos oficiales.
La responsabilidad de los sacerdotes protestantes de la justificación ideológica de los asesinatos de representantes de la "raza inferior" fue reconocida también por la Iglesia Evangélica de Alemania, la asociación más grande de protestantes alemanes, que congrega a 26 millones de personas.
Al mismo tiempo, Berlín no tiene intención de pagar una compensación a los descendientes de los muertos, insistiendo en que no existen bases legales internacionales para esto. En vez de eso optan por compensaciones en forma de ayudas al desarrollo del país africano. Alemania asegura haber invertido con este fin cientos de millones de euros en Namibia desde su independencia de Sudáfrica en 1990.
El Gobierno de Namibia está de acuerdo con tal compromiso, argumentando que demandas más estrictas empeorarán las relaciones de los dos países. La oposición insiste en que los líderes del país simplemente se niegan a proteger a las minorías nacionales que hoy, incluso a causa del genocidio alemán, incluyen a miembros de las tribus herero y nama.