En medio de violentas protestas que continúan en la ciudad iraquí de Basora, situada en cercanías del golfo Pérsico en el sur del país, este viernes los manifestantes han prendido fuego al consulado de Irán.
La ira social, que ha desbordado en fuertes enfrentamientos con las fuerzas de orden, se debió al descontento con los servicios públicos del Gobierno, en particular, con la contaminación del agua y la falta de agua potable en la ciudad.
Los residentes de la ciudad, que es rica en petróleo y alberga a unos 2 millones de personas, salieron a las calles tras hartarse del colapso de la infraestructura que atribuyen a la corrupción y la mala gestión de los recursos.
Desde el lunes los manifestantes lanzan cócteles molotov y atacan edificios gubernamentales y sedes de los partidos políticos vinculados con Irán, país al que acusan de intervenir en su vida política y al que algunos incluso culpan de cortar el suministro de agua a Basora. Se estima que hasta la fecha en los disturbios han muerto al menos diez personas.