El pasado 9 de septiembre, la Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés) envió aviones 'cazatormentas' WP-3D Orion y Gulfstream-IV al ojo del huracán Florence para recolectar información sobre la presión, velocidad y temperatura y ofrecer pronósticos más precisos.
Se espera que ese fenómeno alcance la costa este norteamericana esta semana y podría convertirse en la tormenta más catastrófica que asola EE.UU. en décadas.
Los integrantes de la NOAA pusieron en marcha esta iniciativa porque no pueden obtener todos los datos que necesitan a través de las imágenes satelitales.
Florence puede intensificarse en las próximas 24 o 36 horas hasta alcanzar la categoría 5 en la escala Saffir-Simpson, que equivale a una velocidad de vientos sostenida de 252 kilómetros por hora. Ante este peligro, las autoridades de EE.UU. ya ordenaron evacuar a más de un millón de personas.
Las autoridades estadounidenses también han movilizado una treintena de buques de la Armada amarrados en las bases de Norfolk y Little Creek (Virginia), que tienen planeado zarpar mar adentro para evitar daños provocados por las fuertes mareas y los vientos.