El presidente de Rusia, Vladímir Putin, ha llamado a Japón a firmar un tratado de paz antes de final de año sin condiciones preliminares durante el Foro Económico Oriental que tiene lugar en la ciudad de Vladivostok, en el Lejano Oriente ruso.
"Y después, sobre la base de este tratado de paz, como amigos, continuaremos resolviendo todos los temas controvertidos. Me parece que esto nos facilitaría la resolución de todos los problemas que no hemos podido solucionar en 70 años", ha afirmado Putin.
Por su parte, el primer ministro japonés, Shinzo Abe, ha declarado que la actividad económica conjunta de Rusia y Japón conlleva a la confianza mutua y ayuda en la resolución del problema de un tratado de paz entre ambos países.
"Nosotros con el presidente Putin estamos de acuerdo en que es necesario cambiar nuestros enfoques para que nuestros pueblos se den cuenta de la importancia de la necesidad de resolver el problema del tratado de paz. Es la actividad económica conjunta la que lleva al establecimiento de la confianza y al logro de este objetivo", ha enfatizado Abe. No obstante, Abe todavía no ha dado respuesta a la propuesta de Putin, ha indicado el portavoz presidencial ruso, Dmitri Peskov.
Desde el Ministerio de Asuntos Exteriores de Japón han afirmado a RIA Novosti que Tokio se abstiene de comentar las declaraciones públicas del presidente Putin. Han agregado que "la postura del Gobierno japonés respecto al tratado de paz se mantiene sin cambios: Tokio está listo para negociar este documento después de resolver el problema de pertenencia de los cuatro islotes de Iturup, Kunashir, Shikotan y Haboma", que forman el archipiélago de las Kuriles del Sur.
El tratado de paz entre Rusia y Japón no se ha suscrito aún debido a que la parte nipona reclama a Moscú estos islotes, que pasaron a formar parte de la URSS al finalizar la Segunda Guerra Mundial.
Tras esa guerra Japón perdió las islas Kuriles. El Tratado de Paz de San Francisco privó al país asiático de las 56 islas de esta cadena. Sin embargo, Tokio sigue impugnando la soberanía rusa sobre las islas sureñas de este archipiélago, que califica de "territorios norteños".