El huracán Florence ya azota la costa atlántica de Estados Unidos y el ojo de esa tempestad acaba de tocar tierra cerca de la ciudad de Wrightsville Beach, en Carolina del Norte, con vientos máximos de 150 kilómetros por hora.
Un estudio del Centro Nacional de Huracanes de EE.UU. (NHC) indica que entre 1963 y 2012 en ese país el 49 % de las muertes por huracanes las provocaron marejadas ciclónicas, el 27 % las lluvias y el 8 % el viento.
El NHC detalla que la marejada ciclónica es un aumento de nivel de agua —sin incluir las mareas— causado por fuertes vientos huracanados que soplan hacia la costa. En el caso de Florence, se espera que alcance entre 2,1 y 3,3 metros en algunos lugares de Carolina del Norte y 1,8 metros o algo más en otras áreas costeras atlánticas de EE.UU., según AP.
"Hay muchas posibilidades de que entre agua" incluso en viviendas que se encuentren a más de 3 metros de altura, ha explicado Hal Needham, director de Marine Weather and Climate de Miami (Florida, EE.UU.), especializado en analizar los riesgos de inundación en comunidades costeras.
Este especialista ha destacado que "no es una ola para surfear", sino "un incremento en el nivel del océano, por eso resulta tan aterrador".
Como Florence se mueve lentamente y provoca inundaciones, la marejada ciclónica será un factor más significativo y con una duración mayor de lo normal que podría penetrar muchos kilómetros tierra adentro y alimentarse del agua de los ríos y otras lluvias que ya empaparon ese territorio.