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"Me dijeron negra de mierda y me esposaron": 13 detenidos en protestas en Argentina

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Jaquelina Flores repasa con RT cómo fue el operativo de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires que la privó de su libertad durante varias horas tras reclamar por varios trabajadores ambulantes detenidos.
"Me dijeron negra de mierda y me esposaron": 13 detenidos en protestas en Argentina

La Policía de la Ciudad de Buenos Aires (Argentina) detuvo a seis trabajadores que se manifestaban este martes frente a la Comisaría 18 de la capital para exigir que liberasen a otras siete personas que se encontraban privadas de su libertad. Finalmente, al cabo de unas horas, el total de 13 individuos fue liberado esa misma noche por orden de la Justicia local. 

Vale repasar que entre los presos había militantes de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), incluso su dirigente y allegado al papa Francisco, Juan Grabois, miembros del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE), vendedores ambulantes —cuatro de ellos senegaleses—, y un pastor evangelista, informaron a este medio desde la CTEP. 

Horas antes, la discordia se había desatado cuando los uniformados detuvieron a los trabajadores ambulantes —casi todos de origen africano— que se encontraban vendiendo artículos en la vía pública. De hecho, muchos colectivos sociales denuncian públicamente que las autoridades porteñas hostigan con ensañamiento a los trabajadores informales de origen senegalés.

Sin embargo, según explicó a La Nación el secretario de Seguridad de la ciudad, Marcelo D'Alessandro, las primeras detenciones se realizaron porque el Ministerio de Ambiente y Espacio Público habría detectado "venta ilegal y ocupación indebida del espacio público en la zona de Constitución", un barrio donde estudiantes y trabajadores suelen utilizar trenes, colectivos y subterráneos para entrar o salir de la ciudad. El movimiento es constante.

Luego, se llevaron a dos militantes del MTE porque habrían intentado impedir el accionar policial. Tras conocerse la noticia de aquellas detenciones, dirigentes sociales como Grabois convocaron a sus seguidores a exigir explicaciones en el destacamento policial, donde se produjeron los disturbios con las autoridades y aumentaron las detenciones. 

Relato de la violencia policial

"Siento la patada de atrás, me pegan en la vagina y me insultan", recuerda Jaquelina Flores, una de las militantes de la CTEP que fue detenida mientras reclamaba por la liberación de los otros trabajadores frente a la Comisaría 18. "Vuelvo a sentir otra patada que me dan desde adelante, también en la vagina, gritándome: '¡Negra de mierda, es lo único que te merecés!'", repasa durante la entrevista con RT.

Jaquelina camina con dificultad. Las agresiones de los uniformados todavía duelen, casi tanto como el presente del colectivo de trabajadores que no tiene estabilidad económica. Se sienta en la mesa del 'living' de su hogar y de fondo acompaña una bandera de Cuba, una foto del 'Che' Guevara y una pintura de la artista Frida Kahlo. Las lágrimas son difíciles de contener, pero continúa explicando cómo se desarrolló el operativo policial: "Siento que se me barren los pies y me voy al suelo, Juan Grabois cae arriba mío y nos entran a pegar", grafica. 

El racismo y odio de clase, todavía vigentes entre las fuerzas de seguridad argentinas, se repitieron una y otra vez: "Más allá de la golpiza que me dieron, me gritaban que era una negra de mierda y que me callara. Que era una hija de puta, y me llevaron esposada a la comisaría", cuenta. Mientras los efectivos la capturaban, gritó: "¡No soy ninguna hija de puta, soy trabajadora!". Un testigo grabó el momento exacto y el video rápidamente se viralizó entre los militantes.

Una vez encerrada, intentó visualizar a sus compañeros, sin éxito; la dejaron aislada porque no había celdas para el sexo femenino. Así las cosas, insistía para que le dejaran ver a una médica ya que le dolía la pelvis, pero las fuerzas del orden no cedían. 

"Todo el personal policial estaba no identificado, y me dejaron todas esas horas con las esposas mal puestas", se indigna Flores. En tanto, como si fuesen tiempos dictatoriales, Jaquelina empezó a gritar su nombre y así pudo comunicarse con sus otros compañeros, detenidos en otro sector de aquella sede policial. 

Finalmente, al cabo de unas horas llegó la orden judicial para finalizar con aquella privación de la libertad. Para concluir la conversación con este medio, la víctima del abuso de autoridad plantea que "molesta mucho que los humildes se planten desde otro lugar". Y cierra: "Conocemos nuestros derechos. Sé perfectamente que no hice nada, que no soy ninguna violenta; soy una trabajadora de la economía popular". 

Leandro Lutzky

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